lunes, 30 de noviembre de 2009

No llores por mí, Argentina

Eres algo así como la contradicción equidistante de mi vida.
Tú eres de Buenos Aires, te conocí en Bogotá y vivimos en Lima porque prácticamente te he obligado a venir, tú no has querido porque Lima te parece una ciudad demasiado pequeña (Porque sabes que solo puedes salir a caminar tranquilamente por Miraflores, Surco, La Molina, San Isidro y en las playas del sur) y eso te hace sentir una claustrofobia perpetua, un encierro casi inhumano, por eso no te gusta Lima, aunque ames comer tan rico aquí, la calidez de la gente, la amabilidad y el buen humor, que a pesar de todo lo que se vive en esta malsana ciudad, nunca se pierde.

Tú eres de Buenos Aires y jamás ese dejo se te va a ir, probablemente a mí se me pegue poco a poco, pero tú, como toda buena argentina, conservarás hasta el final tu forma tan bonita de hablar, aunque a muchos no les guste y llevar aquí ya cuatro años no ha sido suficiente para que al menos se te escape algún "manyas" , no, al contrario, me sigues diciendo con toda soltura "pará un poquito de hablar así, che" y a mí me gusta eso porque siento que ambos estamos en nuestra posición, es la primera vez que estoy con alguien que no es de mi país, eres la primera extranjera en mi vida.

No importa contar en qué circunstancias te he conocido en Bogotá, me importa el presente, lo que eres y lo que piensas, me importa que te conoscan, describirte como eres, aunque alguien una vez me dijo que uno nunca terminaba de conocer a las personas, ¿Tú crees que es cierto eso?
-La verdad, a mí me cuesta conocer mucho a las personas, pero con vos fue distinto.
-¿Tú crees? a qué te refieres con "fue distinto".
-Y, no sé, vos sos más abierto, te soltás más rápido, contás tus cosas y uno toma confianza rápidamente.
-Eso me ha traído varios problemas, créeme, pero confío mucho en la gente.
-No te preocupés por mí, vos sabés que podés confiar sin problemas, por algo tenemos tanto tiempo juntos ¿no bicho?
-Sí, yo lo sé, por eso tú eres tan importante para mí, por eso no podía permitir que sigas como estabas y donde estabas...
-Pará un poquito con eso, no quisiera hablar de eso ahora.
-Yo no voy a tocar el tema, descuida.

Por eso no quiero hablar del pasado, porque sé que es un tema sensible para ella, por cierto, no he dicho su nombre aún, se llama Macarena, y es licenciada en literatura de la Universidad Católica Argentina, ahora que ya te presenté, diré que tú me enamoraste por lo que leí de ti, por tu manera de escribir, de vivir, por tus miles de demonios y por tus miedos y esperanzas, porque estabas medio perdida sin saber qué demonios hacer, porque casi te mueres un domingo a la una de la tarde y yo sé que no hay peor cosa que morirse un domingo a esa hora, hubiera sido terrible, pero felizmente estás acá aunque no quieras que te recuerde esa etapa oscura de tu vida de la cual te ayudé a salir. Tienes una capacidad endemoniada para escribir cada cosa que te pasa, que no te pasa o que crees que te pasa, eres audaz y creativa en potencia, eres la mejor aunque no hayas terminado la universidad en los primeros puestos, eso no importa, lo que importa es cómo produces y tú lo haces estupendamente bien, eres una artista sombría, tocas piano, cantas, te gusta la buena música, lees buena poesía, buena literatura, tienes una chispa para ver la vida increíble, tienes ángel para aconsejar, eres depresiva y pesimista aunque nadie se haya dado cuenta de eso, pero me gusta, porque sé que solo yo puedo intuir lo que te pasa, como hace algunas noches, como siempre no me olvido de que eres mujer y que prefieres guardarte las cosas antes que participármelas.

-¿Te pasa algo?
-No.
-¿Y por qué tienes esa cara, como si nos hubiera caído la sunat?
-Pará un poquito que no estoy para bromas.
-Dime cuándo he bromeado yo en mi vida.
-!Ya basta che!
-¿Qué te pasa? en serio dime...
-No me pasa nada, ahora déjame dormir.
-Tenemos cuatro años en lima y sé perfectamente que tú tienes algo, ¿no hemos vivido tanto por las puras no?
-Dejame, no tengo nada, no me pasa nada.

Yo apagué la luz y me quedé pensando un rato, como es lógico ella tenía algo pero no me lo dijo hasta que despues de un rato sonó su celular. Se despertó y vio el mensaje, apretó muy fuerte los dientes, yo la vi, y se volvió a meter a la cama, antes apagó el celular.

-Ahora sí me vas a decir qué carajos te pasa.
-zzz...
-No te hagas la dormida, háblame.
-Bicho, qué querés! son las 2 de la madrugada, por favor, dejame dormir.
-Dame tu celular, necesito ver.
-Qué vas a ver, dejate de joder un poco, dejame dormir ¿querés?

No me iba a quedar tranquilo, estiré la mano y cogí el celular, fui al baño y me encerré. Vi el mensaje.
"Ya sabes, mañana a la hora que quedamos, no me puedes fallar, tu vida no puede ser tan aburrida como hasta ahora, yo no te olvido. Alejo.

Era tu ex, sabías perfectamente que lo detestaba porque te dejó sola cuando esperabas un bebé con tres meses de embarazo, que hacía que te drogues y que abusaba de ti, que te pegaba cuando le daba la gana y que venía borracho y tenía mil putas, pero no, tú eras la primera para él, te quería tanto que te dio el privilegio de ser la primera, "Tengo novia, la amo más que a nada" ¿Cómo crees que te ama si te hace todo eso?, si cuando se enteró que estabas embarazada te dijo que cómo mierda era posible que tú te hayas podido embarazar, que por qué no te habías cuidado y que él estaba demasiado jodido como para hacerse cargo de ese bebé, te tiró una cachetada que sé que te dolió hasta el alma y que te hizo sentir humillada, despreciada y con un bebé de un papá que ni siquiera te quería.
Y ahora viene a decirte que te extraña, que te ama.
¿Se aburrió de sus putas, se aburrió de su vida y quiere algo de diversión contigo?
Tú sabes perfectamente que cuando yo te vi caminando en Bogotá, tú estabas llorando y sin saber qué hacer, me acerqué y te pregunté qué te pasaba, no tuve mala intención jamás y te ayudé en lo que pude, ese bebé nació y me enamoré de ti, de tu historia, de tus ojos azules inmensos, de tu mirada perdida, de tus ojos tristes y tú me dijiste que fui un ángel que se cruzó en tu camino y que cambió todo. Te saqué de la depresión con cariño, hice que jamás vuelvas a drogarte ni a llorar, amé a ese niño como si fuera mío y trabajamos juntos, tenemos una vida entera, y ahora viene él y pretende quitarte toda esa tranquilidad y estabilidad que ya habías conseguido, cómo quieres que me sienta, dime Macarena, dime.

Todo eso te dije después de salir del baño, tú te pusiste a llorar y yo entendí algo: Que ese mensaje no tendría por qué afectarte, pero si lo hizo fue porque aún quedaba algo de él en ti. ¿Por qué demonios siempre han de fijarse en quien les hace daño, en quien peor las tratan?
No lo entendí de nadie, menos lo voy a entender de ti.

-¿Vas a verlo?
-Dejame que te explique...
-Solo dime si vas a verlo, tú estás en tu derecho, no hay problema.
-Quiero que entiendas que solo quiero decirle que nunca más lo voy a volver a ver, necesito dejarle bien en claro las cosas.
-Listo, suerte entonces.

Tú sabes que yo salí, que esa noche no dormí en el departamento, no podía hacerlo, tú sabes que me fui a la casa de mi mejor amigo, porque te llamé después para decirte que estaba bien, yo me preocupé por ti, hasta en eso, para que no te preocuparas si es que no sabías nada de mí, aunque sinceramente nunca supe si te interesó. También sé que esa noche estuviste llorando, nadie me lo contó, yo lo supe porque lo sentí, porque te conocía desde siempre, porque a mí no podías ocultarme nada. Regresé a la mañana siguiente, tú ya no estabas, dejaste al bebé solo con la nana, ¿Tanto pudo cambiar tu vida ese mensaje? por eso seguro que no querías que te hable más del pasado, no querías recordar todo lo que te hizo él, querías pensar en que recién lo estás conociendo, seguro te ha dicho que ha cambiado, que no es lo mismo y como tú amas tu libertad y la aventura, vas a verlo, aunque me digas que será para advertirle que no habrá otra vez más.

Se han hecho las seis de la tarde y no has llegado. Estoy empezando a impacientarme sin saber dónde estás, he cogido el celular y te he marcado, ahora sí estoy realmente preocupado.

-¿Dónde estás?
-Voy a demorar un poco, vos encargate del bebé, yo llegaré algo tarde, cuidate mucho y cuidá al bebé, más tarde regreso.
-!Pero dime dónde estás!...
-...
-Maldita sea.

Sabes que me colgaste el teléfono, sabes que te esperé toda la noche escuchando música que a ti también te gustaba, sabes que a las 3 de la mañana vi todos nuestros vídeos juntos en la computadora, sabes que estaba demasiado preocupado, te volví a llamar casi a las 4 y no contestaste, estaba apagado, me pareció más raro aún. Intenté dormir y a las pocas horas me desperté y no estabas, intenté ubicarte y no te encontré, llamé a las amigas y no sabían nada de ti, al trabajo no habías ido, estabas desaparecida y el bebé esperaba por ti, se lo encargué a la nana y sabías perfectamente que ese era un riesgo, pero tu decidiste correr todos los riesgos y no sé si ha valido la pena.
No volví a saber nada más de ti hasta que un amigo me llamó y me preguntó si seguía contigo. Le dije que no, que no sabía nada de ti, me dijo que te vió en una playa de punta del este con él, que no sabía si decírmelo pero que por ese lazo estrecho de amistad que nos une, tenía que hacermelo saber, yo lo intuí, eras demasiado inestable como para no querer volver. Al final en la vida hay cosas de las cuales no se pueden ser ex. Uno no puede ser ex pecador, ex drogadicto ni ex maricón, mucho menos ex inestable, porque tarde o temprano en alguna decisión, por más pequeña que sea, se termina dudando, y así es.

Dije que no me importaba contar en qué circunstancias te conocí en bogotá, pero ya las he contado y espero que algún día las leas, quiero que sepas que me he mudado, el departamento era demasiado grande para los dos, que estoy cuidando muy bien al bebé y que siempre te llama e intento decirle mil y un excusas para que no llore, aún no entiende nada, está muy pequeñito, solo espero que más adelante, cuando vuelvas por él (porque sé que vas a regresar por él) no se haya olvidado de ti, yo quiero pensar que estás de viaje, pero eso sí, conmigo las cosas no van a ser las mismas, y tú mejor que nadie sabes que el mundo da vueltas Macarena, probablemente cuando vuelvas a ser mamá y pienses en que tienes un hijo también la vida no será igual para ti, pero trato de entenderte, porque en el fondo sé que tu peor enemigo eres tú y que la consumación de todos tus miedos aún no la has podido enfrentar y tu dependes de tu inestabilidad como tu única arma para sentirte importante y encontrarle algún sentido a tu vida.
Nos vamos a volver a ver, descuida, por ahora pienso irme a vivir a Buenos Aires, ten por seguro que el destino nos va a volver a encontrar, pero en otras circunstancias, ojalá que no te arrepientas, porque te juro que ya es demasiado tarde.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Esa chica color olvido

A mí me gusta esa chica de ojos grandes. O tal vez no me gusta tanto pero yo termino suponiendo que sí. Lo que más me atrae es la manera tan sutil de seducirme, de enamorarme, pero a la vez, de tratarme mal. Esa chica color luna siempre llama por las noches, me despierta muy temprano y a la tarde me acompaña a mi casa después de las labores de la universidad.
Esa chica inesperada se fue haciendo mi amiga, es inteligente y aplicada y cumple siempre los deberes académicos. Se ha convertido en mi amiga, mi compañera, mi mejor manera de escapar de algunas cosas. Sinceramente al principio no pensé en fijarme en esa chica así de simple, creo que nadie piensa en enamorarse de alguien hasta que simplemente llega, pero yo no estoy enamorado, o tal vez sí, pero no quiero aceptarlo. Probablemente me esté enamorando y no me haya dado cuenta aún, cosa que es aún más peligrosa: No hay peor enfermedad que la del amor crónico asintomático.

No sientes nada, crees que no vas a sentir nada, piensas que nunca has sentido nada, pero terminas más enamorado que pierdes un poco la razón.

En parte yo pienso que el amor es perder un poco la razón.

Es más, yo podría postular que, para enamorarse, hay que estar un poco loco (entiéndase por loco, a un ser carente de razón para discernir entre lo racional y lo emotivo) , definitivamente sí, hay que ser loco y valiente, no es fácil querer a alguien de una manera desproporcionada, y menos aún si esta persona no retribuye tal acto de cariño y afecto que uno tiene a bien brindarle, y es que en la vida como en el fútbol, uno sabe cómo puede empezar el partido, pero nunca se sabe cómo se va a acabar.

Hay que saber enfrentar, es la única manera.

Pero no me quiero desviar, estaba en la chica de ojos grandes.
Yo estoy enamorandome (o quizás no, o no lo sé) pero no siempre esto fue así. Y con esto he comprobado que, como dijo cristóbal, la tierra no es redonda, pero definitivamente es cíclica y gira, gira, gira. Me ha girado muchas veces, y he terminado más mareado que cualquier otro, si a esto le sumamos que el amor también es tangencialmente equidistante al espiral vital, entonces lamentablemente tengo que decir que siempre terminamos inmersos o en uno, o en otro, para nuestro bien, o para nuestro mal.

Por eso estoy odiando tanto a mi chica color luna, porque siempre termino volviendo a ella.
O entrando en el espiral de su juego macabro, inhumano.

Mi chica de sonrisa tímida se enamoró de mí primero y porsupuesto a mí no me importó, la sabía como una amiga, la sentía como una hermana, me reía de las cosas que decía, la pasaba excelente con ella, admiraba su inteligencia, su forma de conversar, su tono de voz, pero nunca la vi como algo más, supongo que entre los amigos puede existir una admiración parecida...¿O es que es cierto que entre un hombre y una mujer no puede haber una amistad? No lo sé, probablemente sí pueda existir, pero en este caso creo que no. Ella me dijo que me quería como algo más un par de veces, me seguía siempre, me llamaba, me buscaba, me hacía las tareas, preguntaba si estaba bien o no, yo intenté alejarme, pero al final terminé cediendo.

Al principio a esa chica color luna no la quería como algo más y necesitaba sacármela de encima, pero terminó ganándome la batalla y sin darme cuenta me acostumbré a sus palabras, a todo de ella, la empecé a ver como algo más.
De pronto, esa chica no fue aquella chica.
Desapareció, cambió, no me necesitó más, o probablemente fingió no necesitarme cansada de tantos desplantes míos, cansada de tanta indiferencia, de tanta apatía. Los días fueron pasando así, en silencio, silencio de ella, silencio mío, ya no se sentaba a mi lado, ya no me hablaba como antes, dejó de frecuentarme, me evitaba en el salón de clases, se iba rápido a las salidas, no me despertaba en las mañanas, no me llamaba en las noches e inexplicablemente la fui extrañando poco a poco.

A esa chica que huía la buscaba ahora sin cesar, por donde estuviera, necesitaba encontrármela, necesitaba saber de ella, a veces solo en mi dormitorio me ponía a pensar en qué había pasado, escuchaba música y pensaba en ella, escribía versos y pensaba en ella, hacía mis deberes y pensaba en ella, y siempre pensaba en ella y lo peor de todo es que ya no podía controlar eso, ya era demasiado difícil y creo que incluso, demasiado tarde. Cuando intentaba hablar con esa chica color luna, me decía que estaba ocupada y que otro día podíamos hablar, sin embargo siempre tenía tiempo para la nueva gente, para las nuevas personas que fue conociendo en el camino, para sus diversiones semanales, para sus amigos eventuales, para todos, menos para mí. En parte sentía que mi reclamo era justo, simplemente quería que vuelva a ser como antes, que ella me ruegue y yo estar ahí, esta vez sí estar ahí, ya no alejarme más. O por último, que no me ruegue, pero que entienda que yo también entendí que la quiero y que ella ahora no quiere entender.

No entiendo nada.
Del amor nunca termino entendiendo nada.

Es más confuso que un problema de geodesía.
El amor (lo he pensado mucho) supongo que está graficado en una hoja cuadriculada, donde cada quien, sumado con su cada cual, da como resultado una relación óptima. Una larga ecuación indecifrable para muchos, que solo entienden los sumandos enamorados. Cuando algo falla el resultado no es exacto y ahí radica el problema de las matemáticas del amor: Lamentablemente basta que falle algo, por más mínimo que sea, para que ya no sea lo mismo y aunque se pueda seguir resolviendo el problema, ya el resultado no es el que uno planeó tener. Entonces cuando te resignas a saber que no va a funcionar porque empleaste mal un término, borras todo lo que con tanta devoción habías pensado y plasmado en el papel que soporta las fauces inclementes del amor. Es allí donde aparecen las otras cuadrículas y de pronto vuelves a plantear una ecuación que crees que sí será correcta, y vuelves a fallar, y así, hasta que las cuadrículas se acaben.

A mí se me acabaron las cuadrículas solo contigo.
No estaba en mis cálculos enamorarme así de ti (Creo que a estas alturas ya estoy algo más convencido de lo que estaba al principio del relato)

Y entonces van apareciendo los miedos, te confieso.
Tengo miedo de seguir sintiendo esto, porque ahora sé que tú no estás igual que yo, que no sientes igual que yo, o que probablemente eres tan cobarde que no te atreves a decirme a la cara que me quieres como antes por la culpa de ese maldito orgullo que siempre vive contigo.
Tengo miedo de reconocer que me estoy enamorando (o que ya me terminé de enamorar para cuando termine de escribir esto) porque en el fondo sé que me he creado mil máscaras para que no sepan cómo soy realmente y todo lo que puedo dar, pero que se me van a caer poco a poco si me dejo llevar por ti como lo he venido haciendo hasta ahora, porque felizmente ya me estás hablando más y por eso me estoy ilusionando más contigo.

Tengo miedo de besarte cada vez que te veo por el maldito qué dirán, porque sé que no tenemos nada y porque estoy en la etapa más terrible antes de estar con alguien : El no saber si pasará algo o no. Estoy en la incertidumbre porque no sé qué somos. Ayer me has intentado besar, lo has conseguido, te he correspondido, me ha encantado cómo lo has hecho y te he visto aún más guapa de lo que eres, aunque todos me digan que no eres atractiva con el metro sesenta que tienes, pero hasta en eso cambié mi manera de pensar con respecto a ti y hoy me has vuelto a besar, me has acompañado hasta mi casa, me tomaste de la mano y me dijiste "Te quiero"

Maldita sea, te he creído todo, absolutamente todo.

He creído que eres real, que ya me quieres como antes, pero hoy mismo te llamé en la tarde para vernos otra vez, desesperado porque ya te extrañaba al segundo de que te fuiste y me cortaste el teléfono, me dejaste un mensaje y me dijiste "Tengo que estudiar, hoy no puedo" Y la verdad es que no te entiendo, porque me tienes inestable y lo que precisamente necesito es un poco de eso, de estabilidad, y no sé qué demonios hacer porque pasan los días y seguimos en lo mismo y te llamo y me evades y solo tengo el recuerdo en mi cerebro, el recuerdo de que algún día tú estuviste tan ansioso como yo, lo olvidé por completo algún tiempo, y decidiste alejarte, tampoco te lo voy a reprochar, no te preocupes, pero ya debes saber que cada vez me gusta más que me trates tan bien, que hables tan bien de las personas, que seas toda una dama, que seas tan inteligente, que me digas que me quieres con tanta ternura y en el fondo, también que me ignores cuando quieras y que hagas conmigo lo que se te dé la gana, porque siento que te vengas poco a poco de lo que te hize sentir cuando recién te conocí y no te culpo, pero tampoco te justifico, eso no se hace chica mala, ¿No te has puesto a pensar acaso que la vida es tangencialmente equidistante al espiral que mueve el amor?

Esa chica color luna, la que me llamaba en las noches, la que me despertaba en las mañanas, con la que fui a ver el mar alguna tarde, tuvo que convertirse en esa chica color olvido, porque sino me iba a ir consumiendo de a pocos y lamentablemente tengo la estúpida enfermedad que no me deja ser libre, cada circunstancia ayuda más a que se haga más crónica, ¿cuándo dejaré de ser depresivo? No lo sé, tal vez no valga la pena estar mal por ti ahora, sino fuera porque te quiero tanto y me gusta pensarte tanto, yo no elegí ni imaginé enamorarme de ti, porque supuestamente los amigos no se enamoran nunca, pero desde que has llegado mi vida es distinta y tú tan indiferente, vas a seguir probablemente así hasta que tengas la valentía de decirme que me quieres o de decirme que nunca vas a estar conmigo, pero de todos modos ya basta, por favor, sea como sea, no me dejes dudando, tú mejor que nadie puedes cerrar esta historia, sea para bien, o sea para mal.

Esa chica color olvido irá perdiendo el color y se irá un poco más al olvido.
Yo me voy a encargar de que sea así.
Solo espero que después no sea demasiado tarde para los dos.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Mi estrella Asesina

Yo tenía una novia bonita. Se llama Estrella y parecía perfecta; atractiva, inteligente, hábil, endemoniadamente tentadora, sensual, provocativa, alocada, cantaba, escribía, sabía francés, inglés y quería ser literata, mi novia bonita lo tenía todo...bueno, casi todo, tenía un pequeño problema, pequeñito nomás: Era demasiado pendeja.

A mi novia bonita le saqué el teléfono en una fiesta donde la conocí y me atrajo. Era inevitable mirarla, tenía los ojos grandes y la mirada penetrante, caminar decidido, sonrisa fácil, cabello lacio, era blanca como nieve de invierno, labios rosados y manos perfectas, era lo que había esperado (Porque ya estaba cansado de buscar así que me resigné a esperar como se espera por un pedazo de pan y agua en la cárcel, así de resignado) hasta que por fin estaba ahí, pero olvidé de un pequeño detalle que por lo general siempre se me pasa como hombre poco precavido y apurado que soy: Se me olvidó pensar en su manera de ser.
Esa noche hablamos bastante, estuvimos tomando un poco, bailamos y nos divertimos mucho, me gustaba tenerla cerca aunque fuera la primera vez que la veía y ella también se sentía muy a gusto conmigo, se le notaba, y es que yo era su Dios Griego también, no me puede negar ahora que no le gusté porque sino no me hubiera bailado tan pegadito como lo hizo, sentí todito, se pasó la chiquita, pero bueno, los detallitos después. Sigo. Estrella olía muy bien, era demasiado sensual (ya lo había mencionado creo) tenía esa gracia de ser provocativa y sutil a la vez, no era exagerada, no parecía pendeja, no parecía a simple vista, hablamos de todo un poco, vivía a dos cuadras de mi casa, frente a un parque donde había un santito al que ella le iba a rezar todos los fines de semana con su mamá que era muy devota de la virgencita que había (y de la virgen del puño también, porque después me di cuenta que la señora era la usura hecha persona) y me dijo que un fin vaya y que podíamos hablar después de su rezo. De pronto me pidió ir al baño y yo le dije obviamente que la acompañaba, pero hasta la puertita nomás, porque yo soy un caballerito y las personas como yo no acompañamos a las señoritas buenas y de su casa (Aún no la conocía bien) hasta adentro del baño, solo los pervertidos hacen eso, ya entienden. A su salida me dijo "Vamos a seguir bailando ¿si?" y yo claro que le dije que sí porque ni tonto que fuera de decirle mira sabes qué chica, estoy cansado y quiero ir a conversar con mis amigos, no pues, uno es cojudo (o se hace el cojudo a veces, dependiendo de la circunstancia) pero no es para tanto, y antes de que se haga tarde (porque para variar a mi siempre se me hace tarde) le pedí su número de celular, así rapidito nomás y me lo dió y me dijo "Pero me llamas ah" y yo "porsupuesto, no te preocupes". La fiesta se puso mejor aún y ya nos ibamos alejando poco a poco del grupo, veíamos caras nuevas, de pronto la luz era más tenue, la música envolvía el lugar como si fuera una seda que aprehendía a todos de a dos y los obligaba a quedarse a cada quien con su cada cual. Ella era mi cada cual. Era. Fue. Estuvo.
La besé...o tal vez me besó, o quizás fuimos ambos, sí creo que así fue, y estuvimos toda la noche juntos, de la mano, y recién nos conocíamos unas horas, pero me gustaba estar así y a ella también, estuvimos horas en la misma situación hasta que nos tuvimos que ir, la dejé en su casa obviamente, y yo pagué el taxi, porque como todo caballerito, debe dejarse siempre a su pareja sana y salva en casa, y dar buena impresión, así se acabó ese día increíble.

Ese fue el problema. Que el día se acabó ahí (al menos para mí).

A la mañana siguiente no la llamé, al día siguiente a esa mañana, tampoco la llamé, a los dos días menos, al cuarto día ella me timbró. No le respondí.
Me había olvidado por completo de la niña a la que conocí en la fiesta y a la que besé tan intensamente. Fue algo raro porque la olvidé por completo, como si me hubiesen quitado del cerebro su nombre y todo lo que pasó aquel día, pero al quinto día reaccioné como todo buen muchachito que nunca se olvida de sus conquistas (porque ya dije, un caballerito nunca se olvida de sus conquistas y mucho menos las desatiende...¿realmente lo dije?, bueno ya lo acabo de decir) y la llamé, pensé recibir una reprimenta o que me conteste de mala gana por haberme olvidado por completo todos esos días de ella pero no, todo lo contrario, me dijo que esperaba ansiosa mi llamada y que por fin lo había hecho. Es que a decir verdad, no la llamé porque estaba demasiado ocupado en el fútbol y la banda, no tenía tiempo y lo último que quería hacer era pensar en una chica, yo soy así, simple, práctico, me gusta mi libertad, aunque ella no lo haya entendido al principio.

Quedamos en salir, la busqué en su casa, la saqué y otra vez volví a pagar todo de la mejor gana, la buena impresión era importante, aunque ella no quería, insistía en que ella iba a pagar lo suyo pero no lo podía permitir. Así hemos salido casi dos meses, nos veíamos en el parque, en su casa, en el cine, en la playa, disfrutamos el verano, con amigos, solos, de todas las maneras posibles, hasta que por fin el momento fue el ideal para estar. Y estuvimos.
Fue la declaración más simple de mi vida, ella no me lo hizo tan difícil, no me dijo que lo pensaría, no me dio casi ningun indicio de que me diría que no, iba sobre seguro y realmente sentí que era el tiempo para que alguien ordene mi vida, alguien a quien pueda ver siempre, alguien que disponga del tiempo, alguien que me guste y que empieze a querer mucho, ella era la chica ideal.
"¿Quieres estar conmigo, Estrellita?" ...silencio, su mirada fija en la mía, sus manos tomaban las mías, sus ojos cerrándose, sus labios se acercaban a mi oído suavemente, sus manos en mi rostro acariciándome dulcemente y a la vez susurrandome "Je meurs d'être avec vous" Con ese francés tan sensual y con su voz sensual, yo cerré mis ojos, alzé mi rostro, sentí sus labios rozando los míos, y la besé, le dije que la quería, que nunca se vaya de mí, me abrazó, me sonrió y me dijo que estaba feliz, al fin estabamos frente al mar, ya como enamorados, un viernes 13 a las seis de la tarde. (Se me olvidaba contar un episodio secundario pero no menos importante. Cuando ella me susurró al oído ese tan sensual "Je meurs d'être avec vous" yo muy dentro mío decía...qué demonios me está diciendo, ¿que no o que sí? recién cuando me besó pude saber a ciencia cierta que fue un sí, aunque si hubiera sido un no, tal vez hubiera sido la choteada más sexy que haya recibido en mi vida, pero también amé ese "me muero por estar contigo" aunque ya después me lo dijo recién y obviamente, se haya reído tanto como yo de mi ignorancia del idioma galo).

Pasaron los días, las semanas, los meses, todo iba muy bien, Estrella parecía la mejor enamorada del mundo, pero algo cambiaría por completo la relación de un momento a otro.
Un buen día hubo una pijamada en su casa, fui con mi sleeping y mis pantuflas de tigger (bien machazo con mis pantuflas, mostrando la masculinidad) y mi cepillo de dientes de bob esponja, estaban sus amigas, algunos amigos, todos conocidos, dos primos y tres primas, no había nadie en la casa, sus papás se habían ido todo un fin de semana a Buenos Aires y había que aprovechar. Como era de suponerse, no dormimos hasta las 5 de la mañana, recién uno a uno fuimos cayendo efecto del alcohol, de la comida y del cansancio, de pronto me dormí, o mejor dicho, fingí dormir, y pude ver a estrella y a su primo saliendo del cuarto, me levanté despacio y caminé sigilosamente tras ellos sin que se dieran cuenta, fueron a la sala que estaba oscura, no había nadie, solo el reflejo de las luces de la calle, las luces de la noche, las luces se apagaron.
Se me apagaron cuando los vi juntos, besándose.
Estrella y Samuel, su primo, besándose y no me equivocaba, eran ellos, los vi, primero sentados, luego se fueron echando en el mueble, despacio, se tocaban, se comían, se deseaban, ella tenía sus manos debajo de su polo, él tenía las manos en su sostén, estaba con el polo arriba, un cigarro se consumía al costado y ella ya se había quitado las zapatillas. Todo eso vi en un minuto y medio, o dos tal vez, o quizás mil, porque fue una eternidad ver como esa noche mi novia bonita me estaba sacando la vuelta en mi cara con su primo hermano. Regresé al cuarto, hize como si nada hubiera pasado, no soy de armar escándalos en casa ajena. Eso no es de un caballerito.

Me equivoqué. No solo fue esa noche.

Necesitaba investigar desde cuándo me estaban adornando, y con un primo encima. A las pocas horas, ya en la mañana me levanté ojeroso, casi no había podido dormir pensando, Estrella no volvió al cuarto, el primo tampoco, recogí algunas cosas y me fui sin avisar a nadie. Solo tenía una manera de saber algo más y lamentablemente era algo que prometí nunca emplear porque me parece desleal y poco educado, pero por este incidente me vi obligado en usar todos mis conocimientos tecnológicos: Conseguí la clave de su correo y logré entrar a su bandeja de entrada. Revisé todo, absolutamente todo, no me equivoqué, tenía una carpeta llena de los mensajes de él, Samuel Aristizábal Lecaros. Los revisé uno por uno, detallosamente, desde el primero hasta el último. Eran años de mails, cada uno más intenso que el otro, mucha pasión, como si temieran ser descubiertos, en mi computadora necesitaba escuchar algo que alimente mi ira, mi tristeza y mi dolor de haber creído en una persona tanto tiempo y sin darme cuenta de nada,absolutamente nada. En algunos correos se burlaban de mí y de todos, de qué bien mentían y de que ser primos era lo mejor que les pudo haber pasado, que era lo más excitante, y así poco a poco descubrí que ellos tenían casi el mismo tiempo que nosotros, de relación, y se veían siempre, nadie sospechaba nada, ella dormía en su cama, saludaba a sus tíos, se iba de paseo con ellos, la pasaban bien, mientras tanto yo mandándole los mensajes, llamándola preocupado, era suficiente. Algo tenía que hacer.

Tuve que organizar otra pijamada, y él tenía que ir de todas formas, felizmente todo salió perfecto, tenía que esperar para entrar en acción, debía salir todo como lo planeé, poco a poco se fueron dando las situaciones y llegó la hora de dormir. Otra vez me hize el dormido, pero esta vez ella no bajó, tenía que hacer que ella caiga, necesitaba que me engañe otra vez en mi cara, sin embargo se quedó conmigo, dormida, cansada, yo no le tomaba interés hasta que de pronto, después de una hora casi, entró Samuel : "Estrella, ven, ven" Era la hora ideal. Estrella aún aletargada salió del cuarto y otra vez yo atrás y ellos otra vez en la sala y otra vez el maldito dolor y otra vez la misma imagen. Ellos tiraban descaradamente, yo lo sé, era lógico, tenía que hacer que todos lo supieran, que todos se enteraran de cómo era capaz de mentir Estrella, volví al cuarto, prendí la luz sin bulla, y empecé a despertar a todos y les dije que había una emergencia, ellos asustados salieron y fuimos todos a la sala, les pedí que no hagan bulla, me acerqué al interruptor, prendí la luz y ahí estaban los dos, ya casi sin ropa, con todo tirado, ante la mirada impávida de todos, amigos, amigas, primos, todos.

"Perra de mierda, ¿qué crees que no sabía no, tan puta eras? Te odio, te puedes morir tú y el imbécil de tu primo, o tu enamorado, o lo que chucha sea"
Hubo un silencio tenso, nadie sabía qué decir, ambos intentaban cambiarse hasta que habló Samuel: "Mira Uziel, tengo que explicarte..." y yo rápidamente refuté "Te vas a la concha de tu madre, cabrón, cállate, qué mierda me vas a explicar tú si ni hablar puedes, si estás embobado con lo bien que tira Estrella, son tal para cual, primos tenían que ser, y tú perra, te vas a mentirle a otro, a mí ya no me importas, si cobras mucho o poco, no me interesa, si te tiras a tu primo a tu vecino a tu viejo, tampoco me interesa, ahí está, dense cuenta, ella es Estrellita , la chica fiel, la perfectita, yo me largo, ya vi suficiente" Y así seguí gritando mientras sacaba mis cosas para irme mientras que nadie sabía qué decir. En la cocina escuchaba discutir a los otros primos de Estrella, se oían gritos y cuando salí Estrella atrás mío intentó detenerme..."Uziel, no estoy con él, tienes que escucharme, solo fue un beso, nos hemos confundido, fue el alcohol" y obviamente yo que sabía todo le increpé "ah, ¿el alcohol? y desde hace cuánto? Yo he entrado a tu correo, yo te vi en la pijamada anterior y me callé porque soy un caballerito, era un caballerito pero con gente como tú es imposible serlo, te he dicho todo lo que eres y todo lo que te mereces, ¿cuántas veces te lo has tirado, dime, tira rico, qué pose hace mejor, la mueve bien, se viene rápido, cuantas putas veces han hecho el amor? Eres como todas, pero peor, peor que todas las que no pueden vivir sin estar con otro porque se sienten vacías y se creen las más vivitas porque tienen a miles de hombres atrás pero solo las usan para tirar y cuando se aburren se desaparecen, ahí está tu primo pues, que te dure tu sangre, a ver si te va a querer como yo, te vas a tu mierda, no te quiero ver jamás" Y cerré la puerta y atrás mío salió Priscilla y me dijo que me acompañaba, que necesitaba estar conmigo, y no dije nada y me fui. A lo lejos Estrella miraba sin creer aún lo que pasaba y no sabía qué hacer, se sentó en un rincón y se puso a llorar.

"Yo tenía una novia bonita, una novia bonita que cantaba amor, amor no te vayas amor no me dejes amor no me pidas una explicación. Una novia bonita y mentirosita, no quiero que vuelva jamás a verme, una novia no quiero porque siempre termino engañado por todas, qué decepción"

Jamás la he vuelto a ver, me cambié de celular, la eliminé del correo, de todos los lugares donde pudiera encontrarla, Lima al final termina siendo demasiado grande para los enamorados que alguna vez se quisieron y que después terminan siendo extraños, pero no puedo negar que después de todo, extraño sus mentiras verdaderas, sus te quiero, sus mensajes, una llamada. Extraño esos besos rosados y super gigantes que ella me daba, extraño que me mienta, que me engañe, que me escupa las mentiras en la cara, extraño su olor, su forma de caminar, sus ojos grandes su cabello lacio, extraño su francés, su maldito francés.
Estrella Aristizábal no ha vuelto, yo tampoco la he llamado, pero en su lugar nadie llega aún, han pasado ocho largos años y sigo como aquel domingo después de la pijamada : Solo, triste y asustado. La vida se me está pasando y siento que el único consuelo será saber que mi primer amor, el amor de mi vida me engañó con su primo y que después de eso en mi vida amorosa no ha pasado nada, no está pasando nada y probablemente no pasará nada, por eso tal vez, es que extraño tanto tus mentiras rosadas, aunque te haya dicho tantas cosas ofensivas cuando todo acabó; sí, lo sé, eso no es de un caballerito y te sigo extrañando, mi Estrella asesina.