sábado, 12 de noviembre de 2011

Promesas Incumplidas

Calma.

Interrumpida en la exaltación de tus palabras, como a cántaros llueve y el agua se desliza sobre el último resto de sensibilidad que merodea por tu ser, como esperando a que algún día lo aceptes.

De pronto alzas la mirada desesperada, angustiada, un pavor indescriptible te invade. Vuelves tus ojos hacia la mesa de noche, al frente, la radio reproduce sonidos que ninguno de los dos entiende; lo que vamos entendiendo es que cada vez nos queda menos tiempo. Otra vez a mis ojos, el brillo de los tuyos parece haberse perdido, dubitas, buscas algunas respuestas y sin embargo te quedas callada, como si tuviéramos el tiempo recargado a nuestra cuenta y algún momento lo pudiésemos pagar.

Después nada.

He vuelto al lavabo. Veo discurrir el agua por los costados, inunda de pronto todo y después no hay nada, simplemente ha pasado, se ha ido; es demasiado inconsistente como para quedarse, no encuentra respuesta alguna ni razón para continuar en un lugar donde no permanecerá por mucho tiempo porque se lo niegan, seguramente ha de pasarse la vida yendo de un lavabo en otro hasta que alguno se cierre y puedan reposar sus mansas aguas en tranquilidad y paz.

Me miro al espejo y no encuentro nada, la única forma de sentir que estoy vivo es golpeándolo, afuera hay un mundo esperando a que salga para por fin irse de mí, no estoy bien y lo que siento es incontrolable, es como el agua que discurre por el lavabo, la inconsistencia, la abundancia, la nada. Cierro los ojos y vuelvo a imaginar mi vida feliz, a alguna persona que me haga morir en paz, porque entiendo que en este mundo uno de los dos no cabe: o el mundo o yo.

Cierro los ojos como pensando en qué podría pasar, de pronto la puerta se abre, al fondo hay poca luz, solo unas lámparas iluminan tenuemente el lugar, los restos de algunos fantasmas se quedan vagando a la espera de alguna pena de la cual puedan alimentarse, por el momento no les estoy dando el gusto, quizás más tarde, quizás en algún momento sea lo suficientemente valiente como para enfrentar todo; por lo pronto, la puerta está abierta.

-El mundo se irá pronto de ti, algo debes hacer- la voz suave dibujó cada palabra, dulce, con armonía-solo trata de no huir.

-Ya es demasiado tarde, ¿y tú quién eres?-Dije sorprendido, la luz del dormitorio se hacía cada vez más intensa pero no llegaba a cubrir todo el lugar.

-Lo que esperas; sin embargo, este no es un buen lugar-la mujer se detuvo exactamente al frente de Gabriel-volverás a tus sombrías tardes, a las noches insomnes, a los recuerdos vagos y al llanto desconsolado que te produce esa sensación de soledad.

-¿Cómo lo sabes?-asombrado por esa confesión me volví hacia ella y dejé fija mi mirada en sus ojos, eran grandes y brillaban, como ver la miel pura; me detuve un tanto y en la profundidad del momento pude observarla mejor, tenía el alma triste, probablemente quería morir tanto o más que yo.

-Soy como tú, el ángel o el demonio que quieras ver, la contradicción de lo supuesto si quieres-sus manos eran blancas y suaves, las subió y pasó por el rostro de Gabriel delicadamente, casi no lo tocó pero él sintió toda la energía que ella traía consigo, lo bueno y lo malo-Estoy sola.

-No es lo mismo, en realidad hay algo que quisiera que sepas, yo intenté de todo, quiero dormir unos cuantos meses, tú entiendes, descubres la realidad y pareciera como si te sedaran por tanto dolor, es como si una bala entrase sin quemarte, solo el dolor y la angustia, la misma angustia que las personas sienten cuando hay un terremoto-seguía con los ojos fijos en ella, en su cuello tenía una estrella de plata que colgaba hasta su polo, el escote dejaba ver la punta de abajo-tus ojos no me mienten, aunque todo tu cuerpo lo haga, ellos no.

-Estoy sola y te necesito-Una lágrima de pronto cayó, de sus ojos fue a deslizarse por su cuello, terminó inexplicablemente mojando la estrella que colgaba encima de su polo.

-Yo no sé si necesite a alguien, eso es lo peor, he necesitado tanto siempre de alguien que mi confianza por las personas está destruida, no encuentro confianza en mí mismo-cerré los ojos y alcé mi rostro un poco, su mano tocó suavemente la mía, una energía demasiado fuerte se apoderó del lugar, en el momento había tensión placentera, unas ganas de entregarse el uno al otro sin siquiera tocarnos la piel.

-Estoy sola, te necesito y he venido por ti-lo dijo tan suave y con tanta seguridad que en aquel momento le creí inexplicablemente, ya no quería creer en nada ni en nadie, solo en mí mismo-escríbeme una historia en donde estoy contigo para siempre, donde soy feliz haciéndote feliz a ti, escríbela mientras yo hago lo posible por que no puedas acabarla nunca.

-Estrella, no es posible-Abrí mis ojos y me acerqué un poco más, la música confusa del final había terminado, algunas voces más se oían pero era como estar en silencio, no pudimos percibir nada más que ella a mí y yo a ella.

-No te quiero ver morir de a pocos, no quiero dejarte de amar ni que dejes de creer en el amor, en ese amor en el que solo tú y algunos creen, el amor que nadie está dispuesto a vivir por miedo, por vergüenza, por ego-llevó su índice y anular a mis labios, cerró sus ojos y sopló levemente mis labios-tú no mereces ser invisible, yo quiero salvarte, vivir solo por ti.

El lugar otra vez en calma, en silencio. Los susurros iban volvían a los oídos de ambos mientras afuera el mundo se estaba acabando, yo me sentía inmensamente desdichado a ratos, y por otros momentos me olvidaba de todo y era feliz, Estrella apareció entonces para canalizar mis sentimientos, para recordarme que mi vida no se estaba acabando y que aún existía alguien.

Cállate.

No intentes arreglar algo que empezamos a destruir hace mucho tiempo, no pretendas decirme que ahora sí ves todas las cosas buenas que tengo y que soy el mejor, cuando no fue así antes, cuando no supiste valorar lo que hacía por ti, ¿acaso yo tampoco lo hice? Es cierto, sé que lo piensas, no íbamos en el mismo sentido entonces, pero ya es muy tarde, ya no llores, ya no te esfuerces, ya no.

-Quiero, pero tengo miedo a morir-mi cabeza cayó con fuerza sobre su hombro y mis brazos presionaron fuertemente su espalda, aunque delicadamente, era una especie de pacto implícito, he sabido lo que sientes, tú sabes cómo estoy, ven conmigo.

-No hagas nada, no intentes nada, duerme tranquilo, espera, deja que yo sea la que te enamore, la que haga todo por ti-sus labios se acercaron mucho a mi oreja, quería llevarme a otro lugar, a otra realidad, sacarme de ahí y que me quede con ella.

-Ya no tengo confianza en el amor, en el fondo quisiera quedarme solo, escribir esa historia que siempre quise desde algún lado donde nadie me alcance, donde pasen los años y pueda vivir, pero también, morir en paz-los sonidos que venían de afuera eran cada vez más fuertes, pero sabía que algo tenía que suceder antes de irme, solo que no sabía qué.

-Ellos vienen por ti, es probable que no te pueda volver a ver hoy, y si el destino así lo quiere, entenderé que no me estoy equivocando de camino, que darte todo será lo mejor que me suceda-me miró fijamente a los ojos, tomó mi mano y puso sus labios en los míos-te quiero, si debo dejar la vida absurda que llevo por conseguir mi felicidad, que sé que eres tú, lo haré.

Lágrimas.

Has vuelto rompiendo una puerta que estaba sellada con mis más profundos miedos, con todos los temores que jamás nadie entiende, has pasado por encima y me has visto a lo lejos en brazos de otra persona, y sabes que lo peor de todo es que me sentí bien; no lo vas a entender, tus ojos dibujan la tristeza como si fuera una obra de arte, en el fondo sientes una culpa que jamás piensas que se irá. No es para siempre, te quedas unos minutos pensando, imaginas una vida feliz después, no valgo la pena, no era para ti, ya no importa, seré fácil de cambiar, un amor que no funciona hay que cambiarlo, no hay nada tan difícil en esto, y estás bien, siempre terminas bien, a ratos te nublas, volverán a tu mente los recuerdos en los lugares más felices, las horas vespertinas mirando algún crepúsculo; volverá mi alma grisácea a nublarte con toda mi pena, la inconsistencia, la inestabilidad, el miedo que no supe controlar.

Es hora de irme entonces, no tengo más que hacer aquí aunque antes tenga que dejar en claro ciertas cosas.

-No importa si vienen por mí, tampoco sé si quiero intentarlo, no sé lo que quiero porque cuando lo intento siempre fracaso-mis palabras se atropellan una con otra, cada vez están más cerca de mí, ya no lo puedo evitar, vienen por mí.

-Nadie ha sabido entender que tú eres un poco amigo de la soledad, ahora todos tan juntos, tan mezclados, tan en masa, inconsistentes, sin alma, no se pueden detener a pensar un poco en las cosas más profundas-me consolaba con sus manos, su boca se movía y parecía que en algún momento se iba a derretir como el chocolate en el calor-nadie sabe estar solo, tú tienes eso que ya no hay en ninguna persona, descubrirte es muy fácil si te pones un momento del lado de la soledad, sabría lo que necesitas, lo que realmente eres.

-Es hora de irme, aunque sé que esta noche no ha terminado-me despido triste, como buscando algún pretexto para quedarme, sentí que debí aceptarla pero luego fui un mar de confusiones.

-Vas a estar junto a mí porque jamás quisiera que nadie vuelva a herirte, demostrar algo tan simple no es tan difícil, no quiero hablarte, lo haré-me besó la frente y di media vuelta, dejé un instante eterno de mi vida en aquel lugar, al que, por cierto, jamás volví, ella se quedó con mi fragancia en su cuerpo, me vio desaparecer, tampoco hizo nada para buscarme, sabía que nada ya podía hacer en aquel momento.

Fin.

La historia se cierra como un libro viejo cuyas historias se han repetido hasta la saciedad. Volví a pasar por el salón grande, donde estabas con todos tus ángeles, tus amigos salvadores, me aterró la idea de estar absolutamente solo al inicio, no esperaba lo que pasó, ahora ya es tarde, buscar culpables o pretextos no sirven; bésame la frente cada noche al dormir, déjame besarte los labios poco a poco y sentir que eres completamente mía, caminar de la mano por las angostas calles que tanto te gustan y el mar de fondo, el viento que soplaba fuerte, los abrazos, alguna promesa perdida. Eso es, alguna promesa perdida ha vuelto hoy en forma de otros ángeles a traernos otra salvación, ya no la que nos prometimos, ya no cabemos en el mismo lugar, y el mundo no cabe en mí, o yo no en él.

La inconsistencia, la incertidumbre, la inestabilidad, la última fiesta, tus amigos abajo, tus lágrimas, las mías, tu silencio, tu desidia, tu forma de pensar siempre segura en el mañana; tu hermana, su corazón, su miedo de perderme, el que me haya seguido hasta tu cuarto, decirme que me quería y que iba a hacerme feliz.

Promesas incumplidas, mi soledad, mi amistad con ella, mi alma sombría que nadie se atreve a entender, el mundo alejado al que pertenezco para el amor y la fortuna de haber sido valiente para reconocer que no se puede solo, aunque siempre se termine de la misma manera.

Calma, no vuelvas, si al final va a ser lo mismo, como todo en mi vida, siempre vas a terminar yéndote.

http://www.youtube.com/watch?v=ITQpforqQJQ