martes, 10 de febrero de 2009

Viaje en combi

Ayer tomé una combi.
Mejor dicho, la combi me tomó a mi.
Eran la 1 de la tarde con un sol terrible de verano y estaba en el paradero de la ruta 45 ó 53 ó 21, en fin, da igual porque nunca se respeta la ruta. Me iba a entregar unos documentos al poder judicial que supuestamente tenía que entregar a las 9 de la mañana. Lo peor de todo es que no tenía ni un real, ni un sol, y dije que la combi me tomo a mi porque estaba parado probablemente -hasta lo que me acuerdo- esperando un taxi por la presurosidad con la que tenía que llegar a concluir mi última diligencia, de pronto aparece una combi zigzageante entre la jungla de animales con llantas, evade a un camión de naranjas palpeñas y a un carrito de una viejita que hacía movilidad escolar a esa hora, arremete contra las personas y se empotra en el paradero...
-Al fondo hay sitio, acomódate a ver, colabora pe' mamita apégate al fondo pe'
-Avisa avisa!-grita el chofer
De pronto siento un mar de cuerpos atrás mío y salgo disparado hacia lo más profundo de la combi, allí donde casi no hay oxígeno.
-Al fondo hay oxígeno, colabora, apégate pe'.
Estaba con los papeles en la mano casi arrugados e intentando acomodarme y sentía piernas, manos, cabezas, etc, pateándome, tocándome, me sentí violado, y claro, es que la combi era tan pequeña que iba más doblado que sardina en conserva.
-Curvaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
-aaaaaaaaaaaaaahhhh-gritó la gente
-Oiga mañoso!se aprovecha de la curva
Una señora gritó porque tenía atrás a un viejo mañoso que se aprovechaba de las curvas y de los baches, a decir verdad, la señora aquella estaba como quería, pero en fin, ese es otro tema.
-A ver pasajes, pasajes, pasajes, con sencillo, pagando pe'
Maldita sea, pasajes.
Tenía la billetera en la parte de atrás del pantalón, y como estaba retorcido como lombriz de chanchamayo, no podía sacar el dinero, se me hacía tarde y lo peor de todo es que ni siquiera sabía en dónde demonios estaba, no veía.
Saqué como pude la billetera, de hecho me ayudaron un par de personas que estaban atrás y que cobraron comisión a la fuerza: Me asaltaron.
Las manos volaban y se entrelazaban como enredaderas entre las personas y el cobrador cogía todas las monedas que le lanzaban como un "catcher" de baseball.
-En la esquina bajan.
Iba a bajar el último de extremo derecho de el asiento final, ese asiento de cuatro donde hacen entrar a seis o siete. Practicamente lo cargamos en peso y tuvo que salir por encima, aunque el intento no duró mucho, el esmirriado personaje vio a la señora guapa en el medio de la combi que de por si, y mirandola desde el fondo con esa cantidad de gente, parece un bus interprovincial, con un pasadizo larguísimo e interminable.
-A ver, permiso, permiso, señores, asi, asi.
Encogió toda parte de su cuerpo y se redujo casi a la mitad, se puso en puntas y caminó moviendo su pelvis circularmente como si estuviera bailando ballet, o en ese caso flamenco, porque tenía las manos separadas y se cogía y se soltaba del pasamano. El punteador de combi, el que se sienta al fondo para después pasar por en medio de todos y llevarse un poquito de alguien.
El muy perro llegó al final y como el cobrador no es una mantis ni mucho menos tribilín, no le pudo cobrar, lo curioso fue que al bajar le pidió el pasaje y el flaquito se hizo muy el sueco y le dijo "ya te pagué", le dió una palmadita en la espalda y salió disparado en sentido contrario a la combi.
Combi fuga.
Si yo hubiera podido hacer eso, otra sería la historia. Abran las ventanas por favor, huele a camello. y si, olía a camello y encima sube una señora regordeta con una bolsa grande que entre cabezas divisé: Norky's. Eran casi la 1:20 de la tarde, en pleno verano y la inhumana señora gorda nos quería matar a todos con el olor del pollo y encima a la brasa, mezclado con el vapor
y ciertos olores extraños que nunca en mi vida había olido.
-Baja en el poder judicial, pero YA!
-Ya chino, perate pe'. Poder judicial baja el pinguino.
Ahora yo era el pinguino, qué desgracia, la combi frenó de una manera intempestiva, todos se fueron adelante y yo salí disparado como supermán por los aires, a decir verdad bajé por la ventana y no por la puerta corrediza de la combi, o probablemente mi cuerpo bajó por un lado y mi cabeza por otro. No sé. El hecho es que me botarron como a perro regañado y llegué al lugar en media hora; Debí llegar en 15 minutos, o menos, pero así es la vida, porque paran cuando el semaforo está en verde y avanzan cuando están en rojo, porque ponen música chillosa con los parlantes mal ecualizados y gritan como si estuvieran en el infierno, y también huelen como si estuvieran en el infierno. Logré hacer la diligencia pero producto de ese viaje A-1 en primerísima clase terminé sin dos botones de mi camisa y con 10 soles menos en la billetera.
Es la farándula nuestra de cada día. Un mal necesario.
¿Qué sería del Perú sin combis?
Si yo fuera presidente, convierto a la combi en el transporte de bandera e institucionalizo el DNC : "Dia nacional de la combi" por el servicio prestado al país que ningún país desarrollado de europa lo tiene.
Es que la combi es chévere. paga con sensillo, aquí el chofer y el cobrador son chéveres, la música también, en memoria de mi padre IGNACIO COTAQUISPE, YA FUISTES AUGUSTA, si la envidia fuera oro, millonario serías, JHONNY el papi, transportes San Pedro: Te llevamos directo al cielo, y así, me puedo pasar la vida enumerando la cantidad de frases, palabras y horrores ortográficos que aparecen en las combis, sin contar a las calatas y al prototipo de chofer y cobrador, el reguetonero, el punkeke, el viejito decentón, el chofer mañoso, el cobrador pendejo, etc, etc, pero ese ya es tema de otro capítulo.
Vivan las combis
Viva el DNC
Viva el Perú.
He dicho.