miércoles, 24 de junio de 2009

Yo pagué tu viaje al paraíso

Santiago cogió el teléfono y se quedó pensando un momento. No estaba lo suficientemente bien anímicamente como para mantener una conversación, pero necesitaba hablar con alguien, y él sabía con qué persona lo debía hacer, había tenido una semana terrible y tenía que salir de sus tensiones.

El teléfono empezó a timbrar.

-Aló?
-Aló, Oscar, soy Santiago, interrumpo?
-Oye, San, no, solo que recién me despierto.
-No me vengas pues, son las dos de la tarde.
-Anoche me la pegué mal hasta las seis de la mañana...
-Y ese milagro? si tú nunca toneas hasta tan tarde...
-Ya, ya, no seas cachaciento. Mejor dime qué pasó?
-La verdad...necesitaba hablar con alguien...
-Uyayay, estás romanticón.Pero ya te dije que yo no soy marica, ni bisexual,, tú no entiendes.
-En serio Oscar, te hablo en serio- Dijo Santiago con un tono de seriedad.
-Está bien, discúlpame. Pero, qué pasó? por qué estás con esa voz tan apagada?
-Me han cagado hermano.
-Ah, carajo. Cómo así? no me digas que es sobre Tamara.
-Sí, es Tamara, pero prefiero contártelo personalmente, tomando un café o algo.
-No digo, medio mariconcito eres, un café, un café...café es para cabros, vamos a tomar unas chelitas!
-Tú sabes que no me gusta la cerveza, pero bueno, te acepto un roncito, o no sé.
-Ah caray, como pendejo, bueno ya pues, vamos a que me cuentes tu roche.
-A las 10, después de la comida, en el bar del caramelo.
-Allá nos vemos.

Caminó la cocina, estaba descalzo, tenía frío, pero su flojera hacía que no se pusiera las medias. Desde que vivía solo, nadie se encargó de él, y poco a poco tenía que acostumbrarse a hacer solo sus cosas.
Al llegar, se preparó un café caliente, era adicto al café, sobre todo de noche, además era invierno y hacía frío; de pronto, vio la foto de Tamara sobre el repostero, le dio nostalgia y se puso algo melancólico. Esa foto llegó hasta allí por una sensilla razón: Santiago era muy desordenado, y porque quería tanto a Tamara que la llevaba a todos los lados de su casa.
La tarde pasó rápido, entre juegos de play station y cafés, siesta y lectura, hasta que dio la hora de ir hacia el bar del caramelo.
Ambos fueron puntuales, estaban bien abrigados y lucían bien vestidos, como si fueran a alguna reunión importante en alguna empresa, o alguna de esas diligencias por demás aburridas.

Se saludaron y pidieron dos vasos de ron con Coca Cola.

-Oscar, hermano, hace dos días que no duermo, estoy a punta de café.
-A ver, qué pasó?
-Estoy enamorado de una puta.
-Qué?
-Sí, como oíste.
-Sigues yendo a mataderos tú, no? Bien arrecho estás...
-No! huevas, estoy enamorado de una puta, pero no de esas que cobran, sino de una peor.
-Y Tamara?
-Ella es...
-Qué?...Tamara parece tranquila...
-Nada es lo que parece, si supieras.
-Cuéntame pues.
-Fue el sábado. Me invitaron a la fiesta de la hermana de Carmela, que es amiga de Tamara. Fue por separado, primero le dijeron a ella, luego a mí. Al principio no iba a ir, pero Felipe me llamó y casi me obligó, no pude decir que no. Esa noche primero tenía que ir a casa de mis viejos a cenar, llegué algo tarde y nos entretuvimos en la sobremesa, luego me bañé, me cambié y me fui. Al llegar, busqué a felipe para que e acompañe y poder estar en un grupo. Era tarde, ya todos estaban en nota, llegué en la cumbre de la fiesta, en lo más rico; de repente, fui hacia el fondo del salón. A medida de que avanzaba, el olor a marihuana era más fuerte, y entre las sombras veía los cuerpos más pegados que se tocaban con lujuria, se comían. De pronto, volteo la mirada y en una esquina veo a Tamara entre las sombras, pero sabía que era ella. Estaba con un tipo, juntos. Ella estaba encima de él, sus piernas apretaban su cintura contra la pared, él le besaba el cuello y metía su mano debajo de su sostén, no te miento, el chuchasumadre le estaba aprentando los pechos y movía su pelvis adelante y atrás, ella lo jalaba del cuello, entiendes? lo jalaba del cuello y llevaba su cara hacia su pecho, estaban tirando carajo, con ropa, enfrente mío, me ponía los cachos en mi cara, huevón, maldito, perra ella.
-Mierda, no te creo...no puede ser...
-Encima creo que estaba drogada. Levantó la cara y se rió la muy basura, me vio, yo lo sé, la luz de uno de los domitorios se reflejaban por ese lado. La muy puta tenía cara de drogada, más tiesa que poto de muñeca, no te miento, como si no sintiera nada, pero yo sé que sentía todo, te das cuenta?, mira si no es para desaparecerla.
-Tranquilo...pero se pasó ah...bueno y qué hiciste?
-Me quedé viéndolos, yo recontra masoquista, callado, absorto. Luego me fui rapidito, llorando, todo huevón.
-Los hombres no lloran!
-Oscar, solo los maricones no lloran.

Santiago estaba triste porque hace mucho no se enamoraba de alguien, y ahora que l había hecho, no entendía cómo el destino se podía enzañar de esa manera con él.
Se quedaron largo rato conversando. Santiago le contaba más y más sobre Tamara, recordaba todas las cosasque habían pasado y se torturaba más y más con la música. Ya iban tomando varios vasos de ron con Coca Cola, la noche se sentía cada vez más fría en el bar. Por la ventana e podía ver la espesa niebla que envolvía el cielo oscuro de Lima, tan oscuro como el corazón de Santiago.

En eso, entre vaso y vaso, conversaciones y humo de cigarrillo (porque oscar fumaba que daba miedo, como si se hubiea incendiado, y como era blancón el muy marica, se ponía rojo, con los ojos chinitos, bien rosquetito se le veía) sonó el celular de Santiago; era un mensaje de texto:

"Santi, necesito hablar contigo, explicarte las cosas, por favor no vayas a hacer nada, esty en miraflores, necesito verte. Ven a buscarme a casa de Claudia, te amo mi amor."

Lo firmaba Tamara. Santiago cambió su etado de ánimo de un momento a otro, Oscar hechó una bocanada de humo y le preguntó qué había pasado.

-Es Tamara...quiere hablar conmigo ahora, la muy perra, y todavía me dice "te amo", lee!
-No me vengas! vas a verla?
-No sé, qué hago?
-Estás con botella y media de ron, si tienes los huevos suficientes para escuchar las porquerías que te va a soltar, anda, hasta tal vez la puedes hacer sentir mal, hacer que te pida perdón como un perro, de rodillas...bueno, como una perra, no?
-No sé, creo que sí...acompáñame por favor...
-Uy! correlón y arrugón, toda tu vida vas a ser un correlón...ya vamos! pero yo te espero a una cuadra de la casa de la popular semáforo...
-Semáforo? por qué?
-Después de las doce, nadie la respeta.
-Ve! Claudia no es así.
-Lo mismo decías de Tamara, santiaguiño
-Ya ya, no te me prendas tampoco, vamos de una vez. Por cierto, no tendrás 50 luquitas que me prestes?
-Mira este comodín carajo! Ya ya, me pagas el fin de semana, necesito salir con Romina.
-Esa si es la popular teléfono público...
-Por qué ah?
-Le echan la moneda y le meten los dedos...así me han dicho ah. Tú sabes que es la amiga del pueblo, parece piñata, todos le quieren meter mano y ganarse con la sorpresita...
-Oye no te pases y apurate nomás...Oye, oye, toma este pañuelito
-Para qué?
-Para que te pulas los cachitos y te presentes bien mientras vamos pues, huevas! jajaja
-Puta qué chistoso.
-Ya may! vamos rápido que tengo frío.

Estaban con el trago encima, se habían soltado mucho, aunque Santiago estaba triste y había tomado más; Oscar, como estaba con el carro, se controló y bebió menos, él quería que santiago se embriague, que se olvide de Tamara, al menos por esa noche.

Camino a casa de claudia, el ánimo cambió. Estaban callados, como si pensaran en cosas muy íntimas ambos. Oscar fumaba un cigarro y manejaba. En la radio se oía una balada ochentera, con buen solo de guitarra melódica.
Llegaron. Santiago bajó del carro y tocó el timbre, abrió Claudia. Pasó. Por fin pudo ver a Tamara cara a cara, después de noches de insomnio por su culpa.

-Santiago, amor...
-Saca tus asquerosas manos de encima, Tamara.
-Deja que te explique...ese día estaba mal, no iba a ir, me drogaron en la fiesta! ni podía recordar lo que había hecho, te lo juro, créeme por favor, yo te amo...

Claudia decidió irse de la casa, dejarlos a solas, volvería cuando Tamara la llame su celular.

-A dónde quieres llegar? ya sé la basura de persona que eres, lo inestable que puedes llegar a ser, mírate, no vales nada, no sirves para nada, dependes de todos, para lo único que sirves es para tirar y drogarte y hacerme mil veces cachudo, qué asco me das...
-No me hables así, a mí me drogaron, entiende, no sabía lo que hacía, después fumé marihuana y terminé peor...yo no quiero perderte, por favor.
-Debiste pensar eso antes de hacer tus mierdas, me jodiste la vida porque yo te amaba, tú sabes que por ti daba todo y mira, así me pagas...mírame a los ojos! mírame! dime, es justo, ah, lo es?...si yo lo hubiera hecho, qué hubiese pasado? Nada va a ser igual, ya no me importas, no me importa ser más el hueso raído de una perra como tú.
-ME LASTIMAS SANTIAGO!
-TU ME JODISTE LA VIDA! ME MATASTE! no quiero que te vuelvas a acercar a mí en tu vida, quédate con tus porquerías, con tus vicios y orgías, no quiero tu cariño, NUNCA TE VOY A PERDONAR!

Tamara se acercó de un momento a otro, tenía la cabeza abajo, miraba al suelo, sacó su mano derecha y con violencia la estiró cual resorte hacia la cara de santiago; un cachetazo certero, lacerante, hiriente. Él se contuvo, no quiso reaccionar. La que lo hizo fue ella. Inmediatamente después lo abrazó y empezó a llorar. Con las dos manos le cogió el rostro, intentó besarlo. No pudo, él se resistió, la sacó de encima, ella insistió, él cedió, tal vez por amor, porque la quería, porque en el fondo sabía que era la última vez que la iba a ver, y que no iba a poder olvidar tan facilmente los tres años que tenían juntos.
Se empezaron a besar con furia, con odio, como queriendo sentir el dolor, como matando cada recuerdo, como si fuera la última vez. Él la besaba y la odiaba más, ella se arrepentía en cada rose de labios...En el fondo, Tamara tenía un plan, un plan digno de sus transtornos, de su bipolaridad, de su vesanía, de su inmensa soledad y su falta de cariño, de su vida de mierda.

(En este momento, escribiendo esta historia, diré que la odio, aunque sé que nunca me podré vengar)

Tamara era conciente de que volver con Santiago era imposible, lo conocía y sabía que después de todo ella no tenía la más mínima opción terrenal para estar con él, pero tal vez sí podía tener la eterna.
Tamara fue caminando con él hacia el cuarto de Claudia. Se seguían besando ferozmente, ninguno paraba, era el momento perfecto para ejecutar el plan, para hacerse al fin uno solo y olvidarse de todo, de ser felices al fin, de amarse sin límites, de ser puros, limpios, de escapar de toda la mierda en bruto que es el mundo, el lugar feliz los esperaba, donde solo ellos serían sus dioses, sus jueces.
Se soltó de él por un momento y le dijo: "Yo te amo y no voy a permitir que nunca nadie te toque, vas a ser mío siempre, nunca me vas a dejar", Santiago respodió inmediatamente: "Tal vez después de hoy, nunca me vuelvas a ver, te voy a olvidar, te lo juro, eres una puta, pero te amo, y por eso te voy a olvidar."
Se besaron más intensamente aún, mientras ella tocaba el cuerpo de él, los dos de pie, metió una mano al bolsillo izquierdo de su saco: "Me vas a amar toda la vida amor, bienvenido al paraíso, te amo eternamente..."

Apretó el gatillo y le disparó directo al corazón. Vio caer el cuerpo al suelo, inmutable.
Cargó el arma otra vez, abrió su boca, introdujo la pistola en ella, apretó el gatillo otra vez, disparó.
Se mató también.
Los cuerpos terminaron uno encima del otro, la sangre emanaba de cada uno y se mezclaba, ella lo había planeado todo, era la única manera de estar con él eternamente, de no perderlo. Ese cerebro de mierda que tenía, sus ideas locas y su afán de morirse y matar la existencia, los sueños y las ilusiones de Santiago. Tanto lo quería que terminó matándolo, porque en el fondo la que se odiaba era ella, siempre ella, egoísta de mierda, la odio.

De el resto de la historia queda poco:

Oscar y claudia se encontraron una hora después, los dos estaban preocupados, entraron al departamento, vieron el horror juntos, se quedaron inmóviles, sin saber qué hacer y sin entender qué diablos había pasado en ese maldito cuarto, ambos lloraron en silencio, ese silencio espeso, crudo, ese silencio de muerte.
Ya no vale la pena contar los pormenores de lo que después fue el cepelio, el entierro. Ya no importa, pero si hubiera podido hacer algo para retroceder el tiempo y haber hecho que santiago no conociera a Tamara, lo hubiese hecho mil veces, porque aunque ha pasado mas de un año, me acuerdo como si hubiese sido ayer, y me preguntó por qué carajos el amor llega a ser todo, absolutamente todo, menos amor. Por qué es más muerte que vida, por qué Tamara fue tan egoísta y obsesiva, por qué santiago nunca pudo ser feliz, por qué no encontró a la persona adecuada, por qué no está hoy aquí...

Santiago era mi hermano. Tenía 21 años cuando lo mataron en el departamento de claudia, en la avenida Larco, en miraflores. Estudiaba literatura en la universidad Católica. Yo tengo ahora 19 y sé que, a pesar de todo, él hubiera querido escribir su historia, la historia de su último día, de su última noche, de su muerte, y yo, desde aquí, lo he ayudado en algo. También he entendido de que el amor puede llegar a veces a límites insospechados, y lo puedo sentir cada vez que vuelvo a casa y no está él, y no me acompaña a pelotear, a jugar play, aunque viviera solo, ya no me bromea, no me habla, solo siento que está su espíritu, pero él, no.
Oscar es ahora como mi hermano, él aún no lo supera, era su mejor amigo, pero ha visto en mí a Santiago, la parte de él que se quedó aquí, y yo también lo puedo ver en él, nunca lo vamos a superar.
Santiago era mi hermano...y esta fue la historia de las últimas horas de su vida, y sé que dondequiera que esté, la leerá como si él mismo la hubiese escrito.
No te preocupes hermanito, igual, después tu pagarás mi viaje al paraíso.
Lo olvidaba...también lo escribirás.