domingo, 10 de octubre de 2010

Introspecciones Suicidas III (Mario Vargas Llosa y mis afanes literarios)


La mañana del jueves 7 me desperté extrañamente sobreexaltado y lo primero que hice antes de prender el celular (cosa habitual que siempre hago antes de cualquier otra cosa aún en el letargo) fue pararme a prender la televisión. Hasta ahora imagino que una fuerza sobrenatural que conecta mi espíritu literario con mi otro yo tuvo que activarse ese día muy temprano.

Ya con la televisión encendida puesta en América Televisión, Federico Salazar y Verónica Linares daban una noticia que esperaba hace ya varios años: "Reiteramos entonces la información que ha llegado, Mario Vargas Llosa acaba de ganar el Premio Nobel de Literatura 2010". Fue lo primero que escuché inmediatamente después de que se proyectara la imagen sobre mi rostro con la luz tenue del amanecer.

Hice un sonido de asombro que despertó a mi mamá en el otro cuarto y la verdad es que no era para menos. Hace algunos años, cuando estaba todavía en el colegio, me preguntaba ¿por qué si a Gabo le dieron el nobel en 1982, a Vargas Llosa aún no le dieron uno si es que su obra era tan magnífica y más que un escritor era un intelectual?, mis respuestas fueron dadas aquel viernes que desde las primeras horas se tornó festivo.

Creo que es totalmente justo dedicar estas líneas en agradecimiento a uno de los escritores que más ha influenciado en mi manera de escribir desde que me animé, con valentía de torero, a hacerlo. Para escribir (o intentar hacerlo) hay que leer primero, y el noble hábito de la lectura en gran parte en mi vida la incentivó Vargas Llosa. Ese estilo distinto, las historias frescas, verosímiles que me mantenían horas frente a un libro han sido las principales razones para que me guste tanto la literatura y para que me anime a escribir en primer lugar lo que a mí me de la gana, sin miedo a lo que otros puedan pensar.

Eso ha sido en general Vargas Llosa desde su niñez. Él ha hecho lo que le ha dado su entera gana, incluso desafiando a la autoridad paternal, que pensaba que era un maricón porque no le gustaba practicar deportes y tenía una afición por la literatura. Mandó a la mierda el machismo de su padre e hizo lo que siempre le gustó, lo que le hacía inmensamente feliz, por eso ganó el nobel, qué rico, haciendo lo que ama, encontró su norte, descubrió su talento y tuvo su recompensa, gran recompensa.

Alguna vez me preguntaron ¿en qué época te hubiera gustado vivir? y yo respondí que en dos: a inicios de siglo o en los años 50. No hubiera vivido en otras épocas. Elegí estas dos por motivos claves y eminentemente literarios. La primera porque he leído mucho del Gabo, situarme en las calles de Cartagena de Indias (Colombia es un país que me parece increíble aunque no lo conosca) a principios de siglo, con carruajes y sombreros de copa, bastones al andar y el garbo y la elegancia de toda una época de intelectuales, de descubrimiento y de amor fino me parece fascinante, "El amor en los tiempos del cólera" me transportó a estas épocas, "Del amor y otros demonios" la reforzó, la movida de la política peruana y cómo se plasma en "Los señores" de Luis Alberto Sánchez me terminó de atrapar y llevar a aquel tiempo y de pensar en que pude estar ahí y que pude ser un genial escritor por la riqueza intelectual de la época.

Y la segunda parte ha sido también fundamental gracias a los libros de Vargas Llosa. La lima de mediados de siglo, casi desértica, segmentada, politizada, militarizada en adelante, el inicio de los conflictos por las migraciones, el inicio de la sociología en el Perú que se plasma perfectamente desde los ojos de un adolescente en "La ciudad y los perros", esas calles frías y aún sin carros, los burdeles, los bares, las prostitutas y los primeros amigos, las fiestas, los boleros, los valses, la literatura, los golpes de estado, todo el panorama social de Lima representado magníficamente en distintas obras a las que se suman "Conversación en la catedral" de una agudeza brillante, que solo una mente tan lúcida podría escribir y "Los cachorros" que así como tiene toques divertidos, también tiene un trasfondo de crítica muy acentuada, pero difícil al tacto.

Me detengo aquí porque tengo que hacer mención a mi novela favorita de las que he leído de Vargas Llosa y a la que no se le da quizás mucha tribuna o no es tan sonada como las otras: "¿Quién mató a Palomino Molero?", este libro marcó profundamente mi vida personal y mi forma de ver los diálogos en la literatura, influyó asimismo en las conversaciones que incluyo en mis escritos, y es que la historia te captura desde el principio, ya en la primera página es impactante y da giros realmente inesperados, te lleva a lugares inhóspitos del desierto piurano, tanto que dan ganas de ir ya mismo y enrolarte en la base aérea y conocer al inefable Coronel Mindreau o al flaquito que cantaba boleros llamado Palomino Molero y que cometió el pecado de enamorarse de la hija mimada del Coronel. Quizás si no fuera por estos libros ya mencionados, ahora no tendría un blog y no estuviera escribiendo todo lo que extrañamente imagino o vivo a diario, o ambas cosas, o lo que sea que fuese.

Leer a Vargas Llosa es transportarse a otro mundo que está aquí, al rededor nuestro, es viajar a otra época y querer vivirla, muchos libros de él hay por mencionar, sus ensayos y obras de teatro, sus críticas y columnas en diarios, sus libros sobre realidad mundial, etc, es indudable que la literatura va más allá de las letras y toca las fibras más sensibles de la intelectualidad, de la libertad humana vista desde la palabra y de la desición, como la que él tomó a sus 22 años, querer dedicarse a escribir y no hacer más, porque eso lo hace feliz, y se va a morir feliz porque hace lo que sabe y para lo que nació.

Gracias maestro por escribir con el corazón y como se le da la gana, por contarnos sus historias personales sin pudores, por influir en mi forma de escribir y de ver la literatura, y acaso también de vivir, haciendo lo que realmente quiero y me gusta sin miedo a lo que los demás puedan decir. Bien merecido el Nobel que le han otorgado por su trayectoria y porque representa perfectamente al modelo nuevo de intelectualidad que hoy se está buscando, un modelo que no esté encasillado y que se exprese con total libertad, seguro de lo que se va a decir.

Gracias también por ser hincha del fútbol. Por ser crema. Por haber estado en la final del campeonato del 2009 en el palco presidencial del Estadio Monumental ante el clásico rival Alianza Lima. Gracias por haber gritado el gol de 'Ñol' Solano, por ser socio ilustre del Club de sus amores (y de mis amores también) y por siempre ponerlo de manifiesto, como en ese primer capítulo de "Travesuras de la niña mala", como en sus muchas declaraciones: "En lo que nunca he cambiado de manera de pensar es en mi apoyo a la 'U'. Soy hincha de universitario desde que tengo usa de razón. Soy hincha hasta la muerte"; o como es esta otra, donde describe uno de sus momentos más felices al lado de la crema "Nunca fui buen futbolista, pero mi entusiasmo compensaba mi falta de destreza, y uno de los días más felices de mi vida fue aquel domingo en el que 'Toto' Terry me llevó al nacional y me hizo jugar con los 'calichines' de Universitario contra los del Municipal. Salir a esa enorme cancha vistiendo el uniforme de los cremas ¿no era acaso lo mejor que podía pasarle a alguien en el mundo?", las palabras sobran después de leer esto.

Al igual que usted, don Mario, muchos sentimos lo mismo a ver la camiseta crema de la 'U', total, la literatura tampoco está exenta de las pasiones de multitudes, de los grandes deportes ni de los grandes equipos.

El Nobel de Literatura es suyo y está en la cumbre intelectual del mundo, el Perú lo reconoce ahora, aunque hace algunos años no lo haya hecho negándole la presidencia, yo no estuve y muchos de los que leen esto tampoco, pero sé que si hubiésemos estado no habríamos dudado en votar por el cambio, por la capacidad y la inteligencia, de todas formas y aunque nos sienta de pronto ingratos, la historia se encarga de devolverle todo lo que nos ha dado a lo largo de la historia junto a intelectuales también de talla como Javier Pérez de Cuéllar y Hernando de Soto, lo han puesto como el peruano más ilustre y representativo de esta generación. Se lo merece.

Esa mañana después de ver la noticia y de emocionarme por el premio, de seguir escuchando las noticias y de agradecer mentalmente el premio, fui a la universidad y en clase de Comunicación Turística celebramos con aplausos merecidos, todos los que hemos leído alguna vez a Mario y los que nos identificamos con su obra. El profesor Roberto Ochoa, uno de los editores del diario La República y profesor del curso, cerró con una frase genial: "Chicos, hay que celebrarlo más que nada porque al margen de que Vargas Llosa es un excelente escritor, el ha hecho en su vida lo que le ha dado la puta gana, y eso vale". Después del frenesí del momento, nos fuimos todos a chupar como se debe sabiendo que ese día el Perú estaba menos jodido que antes.

Que tengas larga vida, Marito. Gracias por tu obra infinita.

Lima, 10 de octubre del 2010.

sábado, 9 de octubre de 2010

Lucía

Mi amiga (en el sentido relativo de la palabra, porque es, probablemente, algo más o algo menos también) se ha quedado sin novio y yo buenamente, como el amigo tan fiel que soy, he rememorado algunos momentos importantes de nuestras vidas desde que tuve la felicidad de conocerla.

También tengo una lista de pedidos algo atrevidos para ella, algunos que han quedado en el tintero hace mucho tiempo y que quizás ella no los sepa y se entere por este medio (eso no quiere decir que mis pedidos van a ser cumplidos, en lo absoluto, aunque tengo una remota esperanza de que ello ocurra) que no es nada despreciable y que me parece una manera moderna de poner en claro algunos puntos que no nos atrevemos a decir cara a cara. Total, uno no todos los días se queda sin chico.

Pedí siempre conocer alguien como tú, gracias a Dios (mi Dios o tu Dios, ese que, según tú se hizo una paja y acabó en tu cara) estás aquí y existes, perra.

Pedí siempre no ser tan pudoroso para ciertas cosas y tener la concha suficiente para poder pedir otras, para ver el mundo desde la punta de mis huevos (en tu caso, ovarios traginados) y tú me lo enseñaste cuando fuimos a McDonalds y tragamos como cerdos con las cremas que se chorreaban entre nuestros dedos con toda la gente mirándonos.

Si tuviera mil vidas, gustoso no daría ni una por ti, porque no quiero que te mueras en esta puta vida, porque sin ti mi vida se va bien a la mierda.

Quiero que me des más conversaciones frente al mar, más sonrisas cómplices, más historias truculentas, esas que solo tú sabes contar y de las que me hago fan siempre, quiero que me cuentes lo último que te ha pasado y no dejar de saber de ti.

Quiero que me recojas como siempre en la universidad y rajar de las pendejitas y putitas que te hicieron daño o que involucraron en chismes a ti o a tus amigas (que también son mis amigas y con las que a veces suelo tener affairs, todos somos una familia cojonuda).

Quiero que sigamos hablando de sexo tal y como lo hicimos desde que nos hemos conocido, que me preguntes algunas cosas que te faltan descubrir, quiero preguntarte qué cosas sabes que yo aún no puedo hacer.

Quiero planear mil tonos más y por fin cumplir las promesas que dejamos un poco al aire:
-Algún día nos vamos a meter una borrachera increíble, ambos, y olvidar toda la mierda de este mundo.
-Esa borrachera implica drogas, yo no quería romperte, soy buen pata, sin embargo, ya probaste de esas lides así que tenemos una oportunidad del carajo para estrenarnos y disfrutar.
-Implica también una noche de pasión contenido desde hace tiempo, de misterio por saber cómo agarras, cómo tiras, cuán lejos estás dispuesta a llegar, con o sin tragos, en algún lugar extraño o loco, algo que no te resulte tan monótono como hasta hace algunos días.
-Escuchar música y quedarnos dormidos extasiados por todo lo anterior y al otro día salir a tomar un café como los buenos amigos que somos y que seremos el resto de lo que nos queda de vida (que espero que sea el mismo tiempo, porque sino estamos jodidos).

No quiero que vuelvas a sufrir más, me jode verte llorar, me jode saber que a veces mientes, que todo bien, que no pasa nada, es mentira, te conosco.

Que vivas al máximo tus experiencias porque tienes una habilidad demoníaca para plasmarlas sobre un papel (físico o virtual), que sigas escribiendo como lo haces porque eres infinitamente superior a mí, no exagero.

Te confieso que esa vez que quise hablar contigo, que estaba tan misterioso y que te dije para salir a conversar como siempre a Miraflores, fue para decirte que me gustabas (cosa que no te había dicho nunca en persona) y que ya que estabas soltera, deberíamos intentarlo porque haríamos una pareja de la puta madre.

No han cambiado mucho las cosas, eres mi amiga, pero la definición no queda sujeta solo a esas cinco letras, va mucho más allá, es más espiritual, más libre, más Woodstock. Eso es, lo nuestro es algo más Woodstock.

Me gustas, ¿te jode? , quiero estar contigo, ¿te sigue jodiendo?

Te juro que no estoy mintiendo, desde que te conocí lo he querido pero no me has dado la oportunidad.

No me hago dramas, lo nuestro es demasiado extraño y jodidamente genial como para hacer problemas, la única manera en la que no te tengo ahora es físicamente, por lo demás hemos llegado a un buen acuerdo.

Quisiera que te obsesiones y que me revientes el teléfono de llamadas, que me admires y que juegues a que me quieres así mal, que no tengas salida, después de todo juntos no somos tan malos.

Al menos me tranquiliza el verte feliz, y el contribuir a que seas más feliz, esa es mi verdadera felicidad, porque cuando hay amor de verdad, la mejor demostración es la libertad.

(A lo Woodstock pero sin tanta marihuana).

Quiero que si te caes, te vuelvas a levantar y que me consideres para ello. No quiero estar exento de tus lágrimas ni de lo que sientes por miedo, entre tú y yo hay un grado de confianza que es casi irrompible, infranqueable, lo sabes perfectamente.

Lo nuestro va más allá de las ataduras, de los celos enfermizos, de las peleas comunes de amigos, va mucho más allá, la vida me ha hecho entender que se puede ser feliz si encuentras a personas que piensen como tú y que sobre todo sean sinceras.

No estás bien del cerebro, eso me gusta.

Amo confiarte que me gusta tal o cual chica, que quieras a una y me digas "puta qué rica" o que odies a otra y me digas "Aj, chola de mierda, esa huevona es la reina de la sopa seca".

Vamos a tener tres hijos, no te olvides.

Quizás si no te llamaras Lucía nuestro feeling sería otro; hasta tu nombre va perfecto.

Hace tiempo, cuando volvíamos de miraflores en algún micro infame, tenía ganas de besarte. Las he aguantado ya bastante tiempo.

Vamos al Creamfields, sé que gozas con el alcohol y con un poquito de hierba y con la música electrónica reventandonos el cerebro, eres mi cómplice en esto y en muchas otras cosas más, gracias.

Vamos al Creamfields carajo.

Vamos a David Guetta.

Vamos el veintitres (ya sabes).

No dejes de ser mi cómplice, mi amiga, mi todo.

Fundámonos.

No sé si vas a estar pronto con otro novio o si vuelves con el mismo, es relativo, tu felicidad depende de ti, solo quería dejar constancia ante todo el mundo (si se puede considerar como "todo el mundo" a las cinco personas que leen mi blog) de que eres una de las mejores cosas que me han pasado en la vida y que no me imagino, no me hallo, no me encuentro si no estás.
Soy cursi pues, así me has conocido y también sabes de mis lados oscuros. Espero que jamás tengamos que separarnos y sabes que voy a estar siempre.

Y recuerda algo: por si algún día se te ocurre decirme que sí, no tengas la menor duda de que seré el hombre más feliz del mundo y que te haré la mujer más feliz del planeta, aunque tu sexto sentido no quiera muchas veces entenderlo.

Gracias por cada momento.

Posdata, te amo.