viernes, 20 de noviembre de 2009

Mi estrella Asesina

Yo tenía una novia bonita. Se llama Estrella y parecía perfecta; atractiva, inteligente, hábil, endemoniadamente tentadora, sensual, provocativa, alocada, cantaba, escribía, sabía francés, inglés y quería ser literata, mi novia bonita lo tenía todo...bueno, casi todo, tenía un pequeño problema, pequeñito nomás: Era demasiado pendeja.

A mi novia bonita le saqué el teléfono en una fiesta donde la conocí y me atrajo. Era inevitable mirarla, tenía los ojos grandes y la mirada penetrante, caminar decidido, sonrisa fácil, cabello lacio, era blanca como nieve de invierno, labios rosados y manos perfectas, era lo que había esperado (Porque ya estaba cansado de buscar así que me resigné a esperar como se espera por un pedazo de pan y agua en la cárcel, así de resignado) hasta que por fin estaba ahí, pero olvidé de un pequeño detalle que por lo general siempre se me pasa como hombre poco precavido y apurado que soy: Se me olvidó pensar en su manera de ser.
Esa noche hablamos bastante, estuvimos tomando un poco, bailamos y nos divertimos mucho, me gustaba tenerla cerca aunque fuera la primera vez que la veía y ella también se sentía muy a gusto conmigo, se le notaba, y es que yo era su Dios Griego también, no me puede negar ahora que no le gusté porque sino no me hubiera bailado tan pegadito como lo hizo, sentí todito, se pasó la chiquita, pero bueno, los detallitos después. Sigo. Estrella olía muy bien, era demasiado sensual (ya lo había mencionado creo) tenía esa gracia de ser provocativa y sutil a la vez, no era exagerada, no parecía pendeja, no parecía a simple vista, hablamos de todo un poco, vivía a dos cuadras de mi casa, frente a un parque donde había un santito al que ella le iba a rezar todos los fines de semana con su mamá que era muy devota de la virgencita que había (y de la virgen del puño también, porque después me di cuenta que la señora era la usura hecha persona) y me dijo que un fin vaya y que podíamos hablar después de su rezo. De pronto me pidió ir al baño y yo le dije obviamente que la acompañaba, pero hasta la puertita nomás, porque yo soy un caballerito y las personas como yo no acompañamos a las señoritas buenas y de su casa (Aún no la conocía bien) hasta adentro del baño, solo los pervertidos hacen eso, ya entienden. A su salida me dijo "Vamos a seguir bailando ¿si?" y yo claro que le dije que sí porque ni tonto que fuera de decirle mira sabes qué chica, estoy cansado y quiero ir a conversar con mis amigos, no pues, uno es cojudo (o se hace el cojudo a veces, dependiendo de la circunstancia) pero no es para tanto, y antes de que se haga tarde (porque para variar a mi siempre se me hace tarde) le pedí su número de celular, así rapidito nomás y me lo dió y me dijo "Pero me llamas ah" y yo "porsupuesto, no te preocupes". La fiesta se puso mejor aún y ya nos ibamos alejando poco a poco del grupo, veíamos caras nuevas, de pronto la luz era más tenue, la música envolvía el lugar como si fuera una seda que aprehendía a todos de a dos y los obligaba a quedarse a cada quien con su cada cual. Ella era mi cada cual. Era. Fue. Estuvo.
La besé...o tal vez me besó, o quizás fuimos ambos, sí creo que así fue, y estuvimos toda la noche juntos, de la mano, y recién nos conocíamos unas horas, pero me gustaba estar así y a ella también, estuvimos horas en la misma situación hasta que nos tuvimos que ir, la dejé en su casa obviamente, y yo pagué el taxi, porque como todo caballerito, debe dejarse siempre a su pareja sana y salva en casa, y dar buena impresión, así se acabó ese día increíble.

Ese fue el problema. Que el día se acabó ahí (al menos para mí).

A la mañana siguiente no la llamé, al día siguiente a esa mañana, tampoco la llamé, a los dos días menos, al cuarto día ella me timbró. No le respondí.
Me había olvidado por completo de la niña a la que conocí en la fiesta y a la que besé tan intensamente. Fue algo raro porque la olvidé por completo, como si me hubiesen quitado del cerebro su nombre y todo lo que pasó aquel día, pero al quinto día reaccioné como todo buen muchachito que nunca se olvida de sus conquistas (porque ya dije, un caballerito nunca se olvida de sus conquistas y mucho menos las desatiende...¿realmente lo dije?, bueno ya lo acabo de decir) y la llamé, pensé recibir una reprimenta o que me conteste de mala gana por haberme olvidado por completo todos esos días de ella pero no, todo lo contrario, me dijo que esperaba ansiosa mi llamada y que por fin lo había hecho. Es que a decir verdad, no la llamé porque estaba demasiado ocupado en el fútbol y la banda, no tenía tiempo y lo último que quería hacer era pensar en una chica, yo soy así, simple, práctico, me gusta mi libertad, aunque ella no lo haya entendido al principio.

Quedamos en salir, la busqué en su casa, la saqué y otra vez volví a pagar todo de la mejor gana, la buena impresión era importante, aunque ella no quería, insistía en que ella iba a pagar lo suyo pero no lo podía permitir. Así hemos salido casi dos meses, nos veíamos en el parque, en su casa, en el cine, en la playa, disfrutamos el verano, con amigos, solos, de todas las maneras posibles, hasta que por fin el momento fue el ideal para estar. Y estuvimos.
Fue la declaración más simple de mi vida, ella no me lo hizo tan difícil, no me dijo que lo pensaría, no me dio casi ningun indicio de que me diría que no, iba sobre seguro y realmente sentí que era el tiempo para que alguien ordene mi vida, alguien a quien pueda ver siempre, alguien que disponga del tiempo, alguien que me guste y que empieze a querer mucho, ella era la chica ideal.
"¿Quieres estar conmigo, Estrellita?" ...silencio, su mirada fija en la mía, sus manos tomaban las mías, sus ojos cerrándose, sus labios se acercaban a mi oído suavemente, sus manos en mi rostro acariciándome dulcemente y a la vez susurrandome "Je meurs d'être avec vous" Con ese francés tan sensual y con su voz sensual, yo cerré mis ojos, alzé mi rostro, sentí sus labios rozando los míos, y la besé, le dije que la quería, que nunca se vaya de mí, me abrazó, me sonrió y me dijo que estaba feliz, al fin estabamos frente al mar, ya como enamorados, un viernes 13 a las seis de la tarde. (Se me olvidaba contar un episodio secundario pero no menos importante. Cuando ella me susurró al oído ese tan sensual "Je meurs d'être avec vous" yo muy dentro mío decía...qué demonios me está diciendo, ¿que no o que sí? recién cuando me besó pude saber a ciencia cierta que fue un sí, aunque si hubiera sido un no, tal vez hubiera sido la choteada más sexy que haya recibido en mi vida, pero también amé ese "me muero por estar contigo" aunque ya después me lo dijo recién y obviamente, se haya reído tanto como yo de mi ignorancia del idioma galo).

Pasaron los días, las semanas, los meses, todo iba muy bien, Estrella parecía la mejor enamorada del mundo, pero algo cambiaría por completo la relación de un momento a otro.
Un buen día hubo una pijamada en su casa, fui con mi sleeping y mis pantuflas de tigger (bien machazo con mis pantuflas, mostrando la masculinidad) y mi cepillo de dientes de bob esponja, estaban sus amigas, algunos amigos, todos conocidos, dos primos y tres primas, no había nadie en la casa, sus papás se habían ido todo un fin de semana a Buenos Aires y había que aprovechar. Como era de suponerse, no dormimos hasta las 5 de la mañana, recién uno a uno fuimos cayendo efecto del alcohol, de la comida y del cansancio, de pronto me dormí, o mejor dicho, fingí dormir, y pude ver a estrella y a su primo saliendo del cuarto, me levanté despacio y caminé sigilosamente tras ellos sin que se dieran cuenta, fueron a la sala que estaba oscura, no había nadie, solo el reflejo de las luces de la calle, las luces de la noche, las luces se apagaron.
Se me apagaron cuando los vi juntos, besándose.
Estrella y Samuel, su primo, besándose y no me equivocaba, eran ellos, los vi, primero sentados, luego se fueron echando en el mueble, despacio, se tocaban, se comían, se deseaban, ella tenía sus manos debajo de su polo, él tenía las manos en su sostén, estaba con el polo arriba, un cigarro se consumía al costado y ella ya se había quitado las zapatillas. Todo eso vi en un minuto y medio, o dos tal vez, o quizás mil, porque fue una eternidad ver como esa noche mi novia bonita me estaba sacando la vuelta en mi cara con su primo hermano. Regresé al cuarto, hize como si nada hubiera pasado, no soy de armar escándalos en casa ajena. Eso no es de un caballerito.

Me equivoqué. No solo fue esa noche.

Necesitaba investigar desde cuándo me estaban adornando, y con un primo encima. A las pocas horas, ya en la mañana me levanté ojeroso, casi no había podido dormir pensando, Estrella no volvió al cuarto, el primo tampoco, recogí algunas cosas y me fui sin avisar a nadie. Solo tenía una manera de saber algo más y lamentablemente era algo que prometí nunca emplear porque me parece desleal y poco educado, pero por este incidente me vi obligado en usar todos mis conocimientos tecnológicos: Conseguí la clave de su correo y logré entrar a su bandeja de entrada. Revisé todo, absolutamente todo, no me equivoqué, tenía una carpeta llena de los mensajes de él, Samuel Aristizábal Lecaros. Los revisé uno por uno, detallosamente, desde el primero hasta el último. Eran años de mails, cada uno más intenso que el otro, mucha pasión, como si temieran ser descubiertos, en mi computadora necesitaba escuchar algo que alimente mi ira, mi tristeza y mi dolor de haber creído en una persona tanto tiempo y sin darme cuenta de nada,absolutamente nada. En algunos correos se burlaban de mí y de todos, de qué bien mentían y de que ser primos era lo mejor que les pudo haber pasado, que era lo más excitante, y así poco a poco descubrí que ellos tenían casi el mismo tiempo que nosotros, de relación, y se veían siempre, nadie sospechaba nada, ella dormía en su cama, saludaba a sus tíos, se iba de paseo con ellos, la pasaban bien, mientras tanto yo mandándole los mensajes, llamándola preocupado, era suficiente. Algo tenía que hacer.

Tuve que organizar otra pijamada, y él tenía que ir de todas formas, felizmente todo salió perfecto, tenía que esperar para entrar en acción, debía salir todo como lo planeé, poco a poco se fueron dando las situaciones y llegó la hora de dormir. Otra vez me hize el dormido, pero esta vez ella no bajó, tenía que hacer que ella caiga, necesitaba que me engañe otra vez en mi cara, sin embargo se quedó conmigo, dormida, cansada, yo no le tomaba interés hasta que de pronto, después de una hora casi, entró Samuel : "Estrella, ven, ven" Era la hora ideal. Estrella aún aletargada salió del cuarto y otra vez yo atrás y ellos otra vez en la sala y otra vez el maldito dolor y otra vez la misma imagen. Ellos tiraban descaradamente, yo lo sé, era lógico, tenía que hacer que todos lo supieran, que todos se enteraran de cómo era capaz de mentir Estrella, volví al cuarto, prendí la luz sin bulla, y empecé a despertar a todos y les dije que había una emergencia, ellos asustados salieron y fuimos todos a la sala, les pedí que no hagan bulla, me acerqué al interruptor, prendí la luz y ahí estaban los dos, ya casi sin ropa, con todo tirado, ante la mirada impávida de todos, amigos, amigas, primos, todos.

"Perra de mierda, ¿qué crees que no sabía no, tan puta eras? Te odio, te puedes morir tú y el imbécil de tu primo, o tu enamorado, o lo que chucha sea"
Hubo un silencio tenso, nadie sabía qué decir, ambos intentaban cambiarse hasta que habló Samuel: "Mira Uziel, tengo que explicarte..." y yo rápidamente refuté "Te vas a la concha de tu madre, cabrón, cállate, qué mierda me vas a explicar tú si ni hablar puedes, si estás embobado con lo bien que tira Estrella, son tal para cual, primos tenían que ser, y tú perra, te vas a mentirle a otro, a mí ya no me importas, si cobras mucho o poco, no me interesa, si te tiras a tu primo a tu vecino a tu viejo, tampoco me interesa, ahí está, dense cuenta, ella es Estrellita , la chica fiel, la perfectita, yo me largo, ya vi suficiente" Y así seguí gritando mientras sacaba mis cosas para irme mientras que nadie sabía qué decir. En la cocina escuchaba discutir a los otros primos de Estrella, se oían gritos y cuando salí Estrella atrás mío intentó detenerme..."Uziel, no estoy con él, tienes que escucharme, solo fue un beso, nos hemos confundido, fue el alcohol" y obviamente yo que sabía todo le increpé "ah, ¿el alcohol? y desde hace cuánto? Yo he entrado a tu correo, yo te vi en la pijamada anterior y me callé porque soy un caballerito, era un caballerito pero con gente como tú es imposible serlo, te he dicho todo lo que eres y todo lo que te mereces, ¿cuántas veces te lo has tirado, dime, tira rico, qué pose hace mejor, la mueve bien, se viene rápido, cuantas putas veces han hecho el amor? Eres como todas, pero peor, peor que todas las que no pueden vivir sin estar con otro porque se sienten vacías y se creen las más vivitas porque tienen a miles de hombres atrás pero solo las usan para tirar y cuando se aburren se desaparecen, ahí está tu primo pues, que te dure tu sangre, a ver si te va a querer como yo, te vas a tu mierda, no te quiero ver jamás" Y cerré la puerta y atrás mío salió Priscilla y me dijo que me acompañaba, que necesitaba estar conmigo, y no dije nada y me fui. A lo lejos Estrella miraba sin creer aún lo que pasaba y no sabía qué hacer, se sentó en un rincón y se puso a llorar.

"Yo tenía una novia bonita, una novia bonita que cantaba amor, amor no te vayas amor no me dejes amor no me pidas una explicación. Una novia bonita y mentirosita, no quiero que vuelva jamás a verme, una novia no quiero porque siempre termino engañado por todas, qué decepción"

Jamás la he vuelto a ver, me cambié de celular, la eliminé del correo, de todos los lugares donde pudiera encontrarla, Lima al final termina siendo demasiado grande para los enamorados que alguna vez se quisieron y que después terminan siendo extraños, pero no puedo negar que después de todo, extraño sus mentiras verdaderas, sus te quiero, sus mensajes, una llamada. Extraño esos besos rosados y super gigantes que ella me daba, extraño que me mienta, que me engañe, que me escupa las mentiras en la cara, extraño su olor, su forma de caminar, sus ojos grandes su cabello lacio, extraño su francés, su maldito francés.
Estrella Aristizábal no ha vuelto, yo tampoco la he llamado, pero en su lugar nadie llega aún, han pasado ocho largos años y sigo como aquel domingo después de la pijamada : Solo, triste y asustado. La vida se me está pasando y siento que el único consuelo será saber que mi primer amor, el amor de mi vida me engañó con su primo y que después de eso en mi vida amorosa no ha pasado nada, no está pasando nada y probablemente no pasará nada, por eso tal vez, es que extraño tanto tus mentiras rosadas, aunque te haya dicho tantas cosas ofensivas cuando todo acabó; sí, lo sé, eso no es de un caballerito y te sigo extrañando, mi Estrella asesina.

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