jueves, 14 de mayo de 2009

El último sueño

Las palabras me sobran, abundan, están exentas de dolor, de infinita mustia. Las palabras son eternas, se envanecen, se vanaglorian, juegan a ser magnánimas.

Tus palabras, dentro de esas palabras, me faltan, escacean, carezco de vocabulario, es indescriptible lo que siento cuando te veo y se van las palabras.

Lunes , 4:35 pm, el maldito paradero otra vez. Te veo con la remera azul a rayas, el pantalón gris y las zapatillas converse, las dos coletas y el bolso negro, ahi parada, con las piernas juntas y los brazos a media altura, con las manos en tu boca. Tus ademanes son perfectos, esa manera de pararte, esa dulce mirada que contrasta con cada rayo del sol que se proyecta desde allá, donde algún día llegará tu luz. Tu luz, como la del ángel que me dijo en sueños que existías, que me ayudó a conocerte, que me cruzó en tu camino.

Ese frío invierno que eres tú para mí.

Cuando estás ahi, ese momento sagrado, la pleitesía de lo que siento hacia lo que proyectan los ojos de tu alma, el furor de sentir que estás cerca, y las palabras se hacen cortas, me faltan, no están.

-Tu...tu...tu eres Elisa?

-...

-Sí!Elisa, así te llamas, yo te ví en sueños cuando casi moría...

-Perdón?

-Lo lamento, fui un imprudente...yo solo quería conocerte.

-Jajajajaja, vamos! no lo tenías que poner tan "enigmático" entonces. Me llamo Kelly, y tú eres?

-Yo soy Gabriel. Siempre te he visto, probablemente tú no, pero yo siempre te veo.

-Así? mira tu, eres un espía, no serás violador no?

-Imposible.

-Ah ya qué bueno, ando medio sicoseada con eso y con los taxis,etc ,etc.

-No soy violador, tranquila kellyta. Soy antropófago. y tú eres mi próxima víctima.

-Jajajajaja, no tienes cara de antropófago ni de nada que tenga que ver con maldad.

-A ti te parece?

-Obvio. Pareces buen chico. Espero no equivocarme.

-Yo espero jamás equivocarme, de hecho, sé que hoy la vida no se equivocó y estoy en el lugar donde siempre debí estar.

-A qué te refieres?

-A que estoy contigo.

-Y yo qué tengo que ver con que la vida no se haya equivocado contigo...

-Porque siempre quise conocerte. Y por fin lo conseguí.

-Conocerme? oye, te debo?

-No tontita, es que tuve un sueño contigo. Te llamabas Elisa, estaba enamorado de ti y bueno, ya te imaginarás, aquí me tienes, por fin cerca, muy cerca.
-Qué miedo...
-Ya bueno, tranquila, podemos ser amigos al menos, o intentarlo claro. No tenemos ni 5 minutos de conocernos.
-Jajaja, no tengo la más mínima idea de quién seas pero bueno, supongo que también vas a la universidad.
-Sí, claro. Y me gusta más ir cuando te veo subir al mismo carro que yo.
-Mmm
-Juro que mis intenciones no son malas, solo que soy un poco...ehh...bueno, digamos que tengo "incontinencia verbal".
-Jaja, estás loco Gabriel.
-(Loco por ti, aunque nunca se haga realidad mi sueño, tal vez).
-Cómo dices?
-Nada nada.
-Bueno, oye tu cuántos años tienes?
-Qué linda eres cuando me preguntas las cosas y me miras a los ojos, y gesticulas, y...
-Oye, ya pues, deja de gilearme.
-No, no. Te juro que no. Es que es inevitable kellyta, hace más de un mes te veo a diario aunque tú no lo sepas, porque me gusta verte, porque tienes algo que puedo sentir, algo que encaja conmigo, es por eso que estoy así ahora. Porque por fin te conocí.
-Tengo enamorado.

Tus palabras lacerantes, hirientes, incisivas. Me mató olímpicamente el retumbar de cada letra de esas dos palabras últimas que dijiste. La tarde fría, la niebla en medio, y desde adentro, como si fuera una lanza de dardos afilados, invade, se apodera de mi cuerpo y de mi corazón un sentimiento de angustia, de desazón, de decepción. Te sigo mirando, me gustan tus gestos, maldita sea, amo tus gestos, el fuego de tus ojos, tu mirada de cielo azul, por ti me vuelvo cursi, como ahora, pero la imbecilidad de mi parte es atrevida, debí ir poco a poco, me arrepiento.
Ahora qué hago? te tengo en el pensamiento como la sangre en las venas, como el sol en la vía láctea, y no puedo. Llegué muy tarde? dímelo, necesito saberlo, por favor...

-Mira tú...qué bien! y cuánto tiempo llevan?
-Un mes y medio!
-(Si tan solo me hubiera atrevido a hablarte hace un mes, ese mes que te sigo y que no me atreví a decirte nada)...Y cómo te va? se deben querer un montón.
-Ay! es que no tienes la más mínima idea de cómo es el conmigo...Es la persona mas cariñosa de la tierra, es lindo, me encanta, me conciente, me quiere demasiado, yo lo adoro, es mi vida te juro, hace tiempo que no conocía alguien como él y wow estoy feliz de tenerlo a mi lado, me saqué la loteria...
-(Mierda, por favor no sigas, no me destruyas más...)
-Él es lo mejor que me ha podido pasar...
-Me imagino Kellyta, qué bueno, unos que son tan felices y otros que...
-Tú eres feliz?
-(Solo tú me podías hacer esa pregunta, por eso te amo)...Yo feliz? no sé, cada quién tiene su concepto de felicidad.
-Y para ti qué es felicidad?
-Ah, buena pregunta pues, para mí felicidad es la capacidad de sentir que lo que hacemos, pensamos y sentimos está bien. Cuando uno logra hacer uno solo, esos tres conceptos, creo que alcanza la felicidad. Es no depender de nadie, ser uno mismo, sentir uno mismo.
-Bien,bien, qué genial. Tu quieres ser escritor no?
-Jaja, digamos que sí, pero cómo supiste? (hasta en eso me conoces)
-Lo supe porque me hablas como si estuvieras escribiendo.
-Es que yo siempre escribo...
-Y de qué escribes?
-De ti.
-...
-Lo siento, ya sé que tienes enamorado, pero para mí, sigues siendo Elisa.
-De verdad me soñaste?
-Te juro, y nunca me arrepentiré.
-Eres muy extraño, me has dicho todas estas cosas y solo te conozco hace minutos...
-Es que yo te conozco hace años. Tú has vivido aquí.

Tomé su mano y la llevé hacia mi pecho, a la altura de mi corazón, la miré a los ojos y ella me quitó la mano y volteó la mirada. Ya no tenía nada que perder, solo quería hacer eterno ese momento. Vi a los dos ángeles que la cuidan encima de su cabeza, ella se ruborizó y volteó a mirar la calle, había llovizna, las calles estaban oscuras, yo acosté mi cabeza sobre el respaldar del asiento, me puse los audífonos, cerré los ojos y dejé volar mi imaginación:


-Mi amor, despierta!
-Kellyta, preciosa, si, me quedé dormido.
-Ya vamos a llegar, anoche ha habido mucho trabajo, ya terminaste todo?
-Sí, felizmente, ya todo.
-Ya! genial, vamos a bajar pero antes...

Ella me cogió de las manos, me dijo que me quería, que nunca quería separarse de mí. Me miró a los ojos y suavemente fue abriendo sus labios, acercando su carita hacia la mía, pude sentir su nariz y el furor de su mirada que iba reposando como si fuera cisne en el lago. Me empezó a besar. Lo hacía siempre, nunca se guardaba nada, me ayudaba con los deberes, estaba pendiente de mí, jamás se aburría, yo sin ella no era nada...bueno sí, tal vez exagero, pero la amaba mucho.
Te juro que jamás voy a permitir que nada malo te pase Kellyta. Lo juro. Porque sin ti las razones no son iguales, gracias por cruzarte en mi camino, gracias.




-Oye, Gabriel, ya vamos a bajar! Te has quedado dormido? jajaja.
-Ah?... qué?... dónde?...cuándo?...mamá!
-Oye tranquilo!jajajaja Lima, Perú, el carro, la universidad, la gente, el estrés.
-Ok, ok, me ubiqué, solo que me sacaste de un sueño increíble.
-(Demonios, ya estamos bajando, siento que es la primera y la última vez...)
-Y qué sueño ahora? tú sueñas demasiado por lo que veo.
-Sí, bueno te cuento, fue increíble...
-Paaaaaam! hooola!
-(Maldita sea, la amiga...)
-Kelly!cómo estás!acompañada por lo que veo!
-No, yo ya me iba...
-Pam, él es Gabriel y lo acabo de conocer en el carro. Es extrañísimo.
-Hola!
-Hola, mucho gusto, bueno llego tarde a mis clases, nos vemos, y tú kelly, sé feliz.
-Yo siempre! jajaja


No le pude contar el sueño. Siempre he dejado inconclusas las cosas más importantes de mi vida, pero solo quería contar algo más de nuestra historia. No sé si algún día leas esto kelly, pero tu debes saber que mi corazón está contigo y que ese fue -a pesar de todo- el mejor y a la vez el peor viaje de ida a la universidad. Es que tu eres así, me subes al infierno y me bajas flotando al cielo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Te espero en las estrellas

Elisa siempre estaba ahí, desde el primer día en que vi sus grandes ojos y esa risita tierna esperando el bus que la llevaría a la universidad. Elisa es pequeña como mis posibilidades de enamorarla, es pequeña como la canción que compuse hace tres días pensando en ella.
Era mediodía, hacía bastante calor, la vi por primera vez. No recuerdo bien el día porque como todos saben, soy pésimo con las fechas. Estaba en la acera de enfrente y era la primera vez que iba a tomar el bus en ese lugar; desde ese momento, no cambié más de paradero, algo me atraía hacia allá, una fuerza que me dejaba absorto y apresuraba mi ritmo normal cotidiano, que me dejaba exento de inmiscuirme en explicaciones baladíes sobre lo que sentía o pensaba. Es que era ella, ella hacía que sienta eso, que cada día salga con la esperanza, por más mínima que sea, de encontrármela.
El primer día subí con ella, la vi sentarse a tres asientos de donde yo lo hize, me quedé todo el camino impávido viendola, escuchando música en el mp4 y con el calor de una tarde de verano. No tenía ni la más mínima idea de cómo se llamaba, de cuántos años tenía, de qué estudiaba, de dónde vivía y como si eso no fuera ya bastante desalentador, ni siquiera sabía si se había dado cuenta de mi existencia minúscula que la observaba con una voracidad feroz, como si la viera con los ojos de la parte más profunda de mí.
Justo era lo que pensaba. Elisa bajó en la universidad, iba adelante y decidí hacer algo propio del detective más ducho en esos menesteres: Seguir a mi potencial víctima hacia su lugar de destino. Mantuve una proxemia prudente, como para que no se diera cuenta de que la estaba siguiendo (De hecho, ni cuenta de que existía se había dado), cruzé con ella toda la calle y entré al fin a la universidad. Siguió por el pasillo de entrada, pasó por la plaza colindante a la biblioteca, pasó el pabellón principal de la facultad y entró por fin a su aula, primer ciclo de psicología. "Aquí es, al menos sé algo más de ti" pensé casi en voz alta.
Durante toda esa semana nunca se me fue la imagen que tuve de ella desde que la vi, parecía raro pero es como si la hubieran pintado con indeleble en cada neurona, en cada parte del cerebro que permite la memoria, estaba ahí, siempre. Esa misma semana la vi un par de veces más a la salida de la universidad, en las mañanas me volvía a encontrar con ella en el bus pero siempre era lo mismo: La miraba, la miraba, la miraba, no me atrevía a decirle nada. A veces subía con dos o tres amigas más, a veces sola, a veces me volvía a verla y cruzaba mi mirada con la suya, entonces entraba como una lanza a mi estómago una ráfaga de aire helado porque su mirada es tan fuerte que me intimida, y lo hacía más aún cuando la veía así.
Yo quiero decirle algo, hablarle, pero no sé cómo, no puedo, no soy lo suficientemente valiente para decirle que desde que la vi he pensado en ella, me he imaginado el momento en que me diga que sí, he idealizado cada sonrisa como si me la diera a mí, cada mirada, cada gesto, he pensado en que sigue siendo tan perfecta como la vi al principio aunque yo sea tan cobarde y haya siempre algo que me reprima y no pueda hablarle cuando tengo la oportunidad.
Elisa realmente no se llama Elisa. Ni siquiera sé cómo se llama, ni cuántos años tiene, si está con alguien o si piensa en mí igual que yo. No tendría sentido que lo haga porque sigo siendo un ignoto, un foráneo para ella, una persona totalmente alejada a su realidad pero que casi a diario ve. Elisa probablemente nunca lea esto que escribo sobre ella. Tal vez pronto yo muera y ella no sepa que la amé desde que la vi por primera vez, pero quise dejar el comienzo de una historia de la que probablemente jamás sepa el final, o, tal vez yo mismo sea el encargado de escribir y vivir ese final que anhelo con todas mis fuerzas.
Elisa seguirá estando, nos seguiremos viendo por un tiempo más, nos seguiremos citando como dos enamorados que van presurosos a encontrarse en una cita de amor, yo la llamo con el pensamiento, ella tal vez lo sienta y aparezca ahí, donde siempre la quiero ver.
Si llegas a leer esto, si te llegas a enterar de lo que siento por ti, sabrás que esta carta no la escribí hoy, no la sentí hoy y no fue física. Esta carta es tuya, esta historia solo tú puedes terminarla aunque dependa más de mí, pero por favor, si llegas a saber de mí, hásmelo saber, no me niegues la posibilidad de saber que al menos sabes algo. Elisa, dondequiera que estés siempre voy a pensar en ti, me voy a subir a una estrella y allí te voy a esperar...te amo.


De pronto sintió que una fuerte punzada al corazón lo despertó. Gabriel estaba tiritando de frío, había soñado toda la noche, pero no tenía claro lo que se le había pasado por la mente, no lo podía recordar, solo recordó a Elisa, sus ojos grandes y bellos y su sonrisa tierna.
Un doctor apareció para hacerle el control diario respectivo, el cuarto del hospital lucía vacío. A Gabriel nadie lo visitaba, se moría casi solo, como estuvo practicamente toda su vida. Vino a soñar lo que tal vez más anhelo durante toda su existencia: Tener alguien en quien soñar, con quien compartir, a quien amar, y de hecho, la vida le dio esa oportunidad, para que al menos en sueños, haga su sueño realidad; el no sentirse tan solo y tener la esperanza de que alguien le diga "te amo" antes de que muera, o que ese alguien lo saque de la horrible pesadilla que vivía al saber que ya pronto iba a morir.