No hay manera alguna de entender la vulnerabilidad del corazón. Quizás en algún momento te encuentras con una señal pero no siempre las entiendes, es que casi siempre, el radar que tenemos programado en el cerebro, falla y no hay forma de retroceder esos tiempos, entonces se puede entender recién después de mucho, que es mejor dejar el pasado en donde está, en el pasado.
Yo te entiendo, créeme. Te juro que no te voy a reprochar nada, no me pidas tampoco que no me sienta mal, tú me conoces mejor que nadie y sabes que esto no es fácil, aunque ya debes suponer que esta vez no me ha afectado tanto como antes.
Hola, ¿Cómo estás?, espero que todo te vaya bien, hace algunos meses que no hablamos, hace algunos meses que todo se acabó, o mejor dicho, que todo lo acabaste. No pretendo victimizarme, ni satirizarte, tú jamás has cambiado, el problema ha sido mío aunque no lo creas, no me di cuenta de la persona que realmente eras, hasta hace un tiempo, por eso necesitaba escribirte esta carta, para de una buena vez, terminar con todo.
Estoy en la vieja escalera de cemento con las flores entumecidas, donde solíamos ver el mar, donde planeábamos mil veces y mil más cómo sería nuestra vida en los siguientes años, cómo nos haríamos felices. Se aproxima el invierno y la vista está cada vez más oscura. Aunque ya no haya nada entre nosotros quiero que sepas que sigo viniendo a este lugar porque es el único que me llena de paz, aunque hayamos estado mil veces sentados en este mismo lugar, he vuelto a venir por mí y ten por seguro de que no me queda el más mínimo recuerdo de lo que fuimos ni de lo que pudimos llegar a ser.
Pensé todo de ti, menos una mentira, ¿o dos, o mil o cuántas fueron?, no te importó besarme después de estar con esa persona que te quitaba poco a poco lo último de corazón que te queda. Yo lo sé, vas a ser muy feliz, a tu manera, no te preocupes que para ti todo va a seguir bien (y acaso para mí, muchísimo mejor) , tú no sabes lo que se siente tener el corazón roto, es como si estuvieras programado para no sufrir, y lo que es peor, para hacer sufrir sin tener un ápice de piedad, pero igual te va a ir bien, hagas lo que hagas nada en ti va a cambiar porque es tu naturaleza, tu forma de ver la vida, lo único que lamento es haber perdido tanto tiempo que ahora intento recuperar desde el mismo lugar donde solíamos sentarnos.
Las olas rompen furiosas y
el viento las trae cada vez más cerca, la vista se me nubla un poco y tengo ganas de llorar, pero que te quede muy en claro que no es por ti, que es por mí, porque quisiera encontrar lo que tú dejaste que se escapara de mí y volver a sentirme feliz, sé que nunca es tarde, no me apresuro pero tampoco me resigno, mientras que tú quizás tengas a otras personas a las que le hagas ver un mundo diferente y terminen sabiendo tarde, muy tarde, quién realmente eres.
Eres el libro de preguntas que jamás quiero volver a responder. No pienso involucrarme más en tus juegos tontos y te juro que después de esto, nada más. No te pediré que olvides todo, sería muy tonto, algo te debe haber quedado, mejor me lo pediré a mí, me va a ayudar, y aunque no lo creas, sé que dentro de poco algo va a cambiar, porque las vueltas se van a dar para tu lado, no para el mio, tenlo por seguro.
Adiós, no me mires más, no me expliques nada, no regreses a los lugares donde fui feliz alguna vez, no me hables con esa autosuficiencia como si para mí nada hubiera tenido sentido, no me digas que ya no te importo porque al final vas a terminar buscándome, pero desde siempre sabes que aunque nos volvamos a ver algún día, así sea mañana, va a ser demasiado tarde.
Yo te entiendo, créeme. Te juro que no te voy a reprochar nada, no me pidas tampoco que no me sienta mal, tú me conoces mejor que nadie y sabes que esto no es fácil, aunque ya debes suponer que esta vez no me ha afectado tanto como antes.
Hola, ¿Cómo estás?, espero que todo te vaya bien, hace algunos meses que no hablamos, hace algunos meses que todo se acabó, o mejor dicho, que todo lo acabaste. No pretendo victimizarme, ni satirizarte, tú jamás has cambiado, el problema ha sido mío aunque no lo creas, no me di cuenta de la persona que realmente eras, hasta hace un tiempo, por eso necesitaba escribirte esta carta, para de una buena vez, terminar con todo.
Estoy en la vieja escalera de cemento con las flores entumecidas, donde solíamos ver el mar, donde planeábamos mil veces y mil más cómo sería nuestra vida en los siguientes años, cómo nos haríamos felices. Se aproxima el invierno y la vista está cada vez más oscura. Aunque ya no haya nada entre nosotros quiero que sepas que sigo viniendo a este lugar porque es el único que me llena de paz, aunque hayamos estado mil veces sentados en este mismo lugar, he vuelto a venir por mí y ten por seguro de que no me queda el más mínimo recuerdo de lo que fuimos ni de lo que pudimos llegar a ser.
Pensé todo de ti, menos una mentira, ¿o dos, o mil o cuántas fueron?, no te importó besarme después de estar con esa persona que te quitaba poco a poco lo último de corazón que te queda. Yo lo sé, vas a ser muy feliz, a tu manera, no te preocupes que para ti todo va a seguir bien (y acaso para mí, muchísimo mejor) , tú no sabes lo que se siente tener el corazón roto, es como si estuvieras programado para no sufrir, y lo que es peor, para hacer sufrir sin tener un ápice de piedad, pero igual te va a ir bien, hagas lo que hagas nada en ti va a cambiar porque es tu naturaleza, tu forma de ver la vida, lo único que lamento es haber perdido tanto tiempo que ahora intento recuperar desde el mismo lugar donde solíamos sentarnos.
Las olas rompen furiosas y

Eres el libro de preguntas que jamás quiero volver a responder. No pienso involucrarme más en tus juegos tontos y te juro que después de esto, nada más. No te pediré que olvides todo, sería muy tonto, algo te debe haber quedado, mejor me lo pediré a mí, me va a ayudar, y aunque no lo creas, sé que dentro de poco algo va a cambiar, porque las vueltas se van a dar para tu lado, no para el mio, tenlo por seguro.
Adiós, no me mires más, no me expliques nada, no regreses a los lugares donde fui feliz alguna vez, no me hables con esa autosuficiencia como si para mí nada hubiera tenido sentido, no me digas que ya no te importo porque al final vas a terminar buscándome, pero desde siempre sabes que aunque nos volvamos a ver algún día, así sea mañana, va a ser demasiado tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario