Yo recuerdo haberme sentido el más poderoso escritor, haber merecido quizás un nobel, tener una coraza irrompible de palabras abstractas que circunden los corazones más fieros y los quebranten como un débil cristal.
Yo quería ser un eximio escritor, un poeta de verso dulce, diáfano, armónico, un contador de historias diferentes, de volátiles personajes, hadas y cuentos mágicos, hasta que sucumbí ante mis propios deseos, ante la fugacidad de mis creencias, ante lo inconsistente de mi abstracción de la realidad, ante ese mundo que solo personas con halo etéreo pueden hacernos conocer.
Yo era un escritor ducho hasta que leí este blog y mi teoría flotó como el cierzo con las hojas del otoño.
Gracias por ser tan diferente, por dejarme ser a ratitos, parte de ese mundo increíble al que perteneces y del cual estamos a veces tan distantes.
[A Jennyffer Salazar Ercilla, para siempre.]
1 comentario:
Yo me ¨sentía tan fuerte que creía que nadie me podía tocar¨ , hasta que escuché la canción.
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